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OPINIÓN - DOMINGO, 29 DE JUNIO DE 2008

 
ANÁLISIS

Miscelánea semanal

Por Manuel Montero


LUNES. 23


La primera vez que hablé con él fue a mediado de los años 80. Yo regentaba un ‘pub’ y durante una temporada solían robarme antes del alba. Y el ladrón dejaba además sus huellas fecales en sitio bien visible. Ángel Javier Díez Nieto, inspector de policía, fue el encargado de mantenerse en contacto conmigo para ver si conseguían detener al cagón. Nunca más, después de aquellos días, volví a cruzar ni una palabra con el actual viceconsejero de Recursos Humanos. Hasta hoy. Que ha participado en la tertulia a la cual suelo acudir algunas veces. Y debo decir que Díez Nieto ha derrochado simpatía durante la conversación que hemos mantenido y en la que también ha intervenido Javier Arnáiz. El viceconsejero de Recursos Humanos ha echado a veces mano de una ironía que me ha sorprendido. De modo que se le puede conceder el derecho a ser tenido como alguien que maneja la burla fina con propiedad y esmero. Gran conversador, con verbosidad persuasiva y un sentido del humor notable, Ángel Javier Díez Nieto debería dejarse ver más veces en la “Tasca de Pedro” para que pegar la hebra con él sea motivo de divertimiento. Y si encima es lector empedernido, gusta de la poesía, y escribe libros, no me cabe la menor duda de que aprenderemos muchas cosas.

MARTES. 24


Luis Manso me cayó bien desde que nos presentaron. De lo cual hace ya muchos años. Más de los que ambos quisiéramos. A partir de entonces, y cada vez que la ocasión lo ha requerido, hemos charlado con entera libertad de cosas que han ido sucediendo y que merecieron nuestra atención. Mi estimado coronel, como suelo yo dirigirme a él, tiene siempre una palabra amable para mí. Un motivo para demostrarme que me tiene ley. Me ha tratado siempre con benevolencia. Y nunca ha escatimado ese elogio a tiempo que me ha permitido esforzarme para intentar mejorar en todos los aspectos. Hoy, pasadas las dos de una tarde ya calurosa, me lo he encontrado por la avenida de Sánchez-Prados y nos hemos puestos a charlar. Y de nuevo he salido reforzado gracias a sus palabras. La última vez que nos vimos fue debido a que coincidimos en el Parador Hotel La Muralla. Establecimiento que habían elegido sus amigos para homenajearle. Y es que mi estimado coronel, Luis Manso, es merecedor de muchas atenciones. Por ser persona serena y fina.

MIÉRCOLES. 25


Llegamos a la Delegación del Gobierno cinco minutos antes de la doce de la mañana. Me refiero el editor de este periódico, José Antonio Muñoz, y a mí. Fuimos invitados para asistir a la entrega de la Medalla al Mérito en el Trabajo en su categoría de Plata que el Gobierno de España le había concedido a Clemente Cerdeira y García de la Torre. En el edificio reinaba un magnífico ambiente. Y pronto quedamos atrapados en las conversaciones que se mantenían en la sala de estar preparada al efecto. Sergio Moreno nos atendió en cuanto se percató de nuestra llegada. Y Pepe Torrado se unió al grupo que fue ganando voluntarios deseosos de pegar la hebra con nosotros. En un momento determinado, dejo al editor en charla animada con el delegado del Gobierno y presto mucha atención a lo que me dice Adela Nieto. Consejera de Sanidad y mujer que ha vivido una experiencia muy grata en el Congreso de su partido, celebrado recientemente en Valencia. Con la señora Nieto me río de lo lindo, mientras a cierta distancia Pedro Gordillo no nos quita ojo de encima. Pero al vicepresidente le es imposible abandonar la reunión en la cual está. Se le nota, naturalmente, que está deseando enterarse de lo que hablamos Adela y yo. Cuando ésta decide volver con Gordillo, se me acerca Inmaculada Ramírez. Y nuestra charla transcurre por la senda del buen rollo. Está comprobado que la portavoz socialista me está ganando la voluntad. Aunque debo contar que le dio la risa cuando le advertí de que si hablaba bien de ella se ponían celosos los populares y peligraba mi situación económica. Cosas peores se han visto.

JUEVES. 26


La entrega de la Medalla al Mérito en el Trabajo en su categoría de Plata a Clemente Cerdeira y García de la Torre dio mucho de sí. Por tal motivo, he decidido seguir contando parte de las conversaciones que mantuve en la sala de estar del edificio de la Plaza de los Reyes. Pero antes me van a permitir que les diga que el delegado del Gobierno, José Fernández Chacón, fue un magnífico anfitrión. Estuvo como es ya habitual en él: cordial, abierto, efusivo... Todo muy natural y lejos de ese sobreactuar que tanto se les nota a muchos políticos. Prestó en todo momento una atención especial a la persona galardonada y puedo decir que llegó a sentirse muy satisfecho al comprobar la alegría que reinó durante el acto. Por lo demás, justicia obliga reseñar que Mas, Carracao, Moreno y el propio delegado del Gobierno tuvieron palabras muy agradables para el editor. Y qué decir de la familia Cerdeira. Este periódico, como dice mi compañero Quim Sarriá, quien también estuvo en la delegación, camina con una seguridad asombrosa.

VIERNES. 27

Belleza y eficacia parecen estar reñidas. Máxime en un deporte como el fútbol donde todo lo superfluo debe ser sometido a sacrificio para conseguir el fin principal: hacer más goles que el contrario. La victoria es lo que prima. Es lo único que cuenta. Incluso se ha convertido en frase hecha lo de jugamos mejor que nunca y perdimos como siempre. Tópico que suena a cachondeo y que los profesionales del balón tratan de evitar cada vez más. Pues bien, España, la selección española, la roja de Luis Aragonés, consiguió que esas dos palabras hayan quedado ya inmortalizadas en el Prater vienés. Uno, que no es sospechoso de ser patriotero ni tampoco de admirarse por ese juego que han dado en llamar, haciéndole un enorme daño al fútbol, Tiqui-taca, confiesa sentirse aún pasmado por lo que hicieron los jugadores españoles durante la segunda parte contra unos rusos que terminaron desorientados, confundidos, desconcertados... Pidiendo la hora para evitar tan grande bochorno. El juego español tuvo belleza y eficacia. Y fue así, sin duda, porque los volantes españoles no se limitaron a pasarse el balón en corto y horizontalmente, sin mirar hacia la portería rival, sino que usaron esas acciones como medio de distracción para finalizar las jugadas con remates. Sería injusto si no mencionara, en medio de un éxito generalizado, las actuaciones de dos futbolistas: el primero, Sena: la baja de Albelda le ha permitido encumbrarse en la selección. Pues el jugador valenciano le usurpaba espacios en la zona vital del medio terreno. El segundo, Marchena: vilipendiado desde que los peruanos hicieron su gol en el amistoso de Málaga, ha sabido sobreponerse a la persecución de Alfredo Relaño, director del Diario As, y está haciendo una Eurocopa de ensueño.

SÁBADO. 28

Inmaculada Ramírez, según cuenta en su crónica plenaria, Gonzalo Testa, ha conseguido en sus intervenciones, como portavoz socialista, irritar al consejero de Fomento, Juan Manuel Doncel, quien como única respuesta ha esgrimido el “déjese de decir pamplinas y de calentarme la cabeza”. Dirigiéndose a la señora Ramírez. El consejero de Fomento, además de echar de menos el escribir en periódicos, debería aprender dialéctica. Es decir, el arte de discutir por medio de razonamientos. Lo cual no está reñido ni con la ironía ni los buenos modos. Es una aplicación necesaria y que, en vista de los sueldos tan elevados que ganan los diputados en las autonomías, tendría que ser estudiada por obligación. Ay, Inmaculada, yo sabía que estabas dispuesta a tenértelas tiesas con Yolanda Bel, por la susodicha ‘Escoba de Plata’. Pero jamás pensé que se te ocurriría decirle a la consejera que necesitaba un lavado de cara. Cuando tú sabes que Bel es de las que se ven en el espejo, cada mañana, con “la cara lavada y recién peiná, recién peiná...”. Así, lo que has conseguido es que la portavoz del Gobierno y consejera de Medio Ambiente, siga aumentando su aversión hacia ti. Y que, además, esté dispuesta a pedirte cualquier día la partida de nacimiento, para comprobar si tú eres ceutí de verdad. Lo cual no es nuevo en una tierra donde hemos tenido que soportar, durante años, que un colaborador de un periódico local, enumerara cada dos por tres los requisitos que teníamos que cumplir los foráneos para que pudiésemos expresarnos con la misma libertad que los nacidos en esta tierra. Incluso, en ocasiones, se preguntaba en voz alta, por qué nos habían permitido la entrada a algunos en Ceuta. Lo que no dejaba de ser un sarcasmo en toda regla. En fin, tiempo habrá para refrescarle la memoria a quien ahora se lleva las manos a la cabeza porque Bel le ha dicho a Ramírez que, si no es nacida en Ceuta, chitón.
 

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