LUNES. 23
La primera vez que hablé con él fue a mediado de los años
80. Yo regentaba un ‘pub’ y durante una temporada solían
robarme antes del alba. Y el ladrón dejaba además sus
huellas fecales en sitio bien visible. Ángel Javier Díez
Nieto, inspector de policía, fue el encargado de
mantenerse en contacto conmigo para ver si conseguían
detener al cagón. Nunca más, después de aquellos días, volví
a cruzar ni una palabra con el actual viceconsejero de
Recursos Humanos. Hasta hoy. Que ha participado en la
tertulia a la cual suelo acudir algunas veces. Y debo decir
que Díez Nieto ha derrochado simpatía durante la
conversación que hemos mantenido y en la que también ha
intervenido Javier Arnáiz. El viceconsejero de
Recursos Humanos ha echado a veces mano de una ironía que me
ha sorprendido. De modo que se le puede conceder el derecho
a ser tenido como alguien que maneja la burla fina con
propiedad y esmero. Gran conversador, con verbosidad
persuasiva y un sentido del humor notable, Ángel Javier Díez
Nieto debería dejarse ver más veces en la “Tasca de Pedro”
para que pegar la hebra con él sea motivo de divertimiento.
Y si encima es lector empedernido, gusta de la poesía, y
escribe libros, no me cabe la menor duda de que aprenderemos
muchas cosas.
MARTES. 24
Luis Manso me cayó bien desde que nos presentaron. De
lo cual hace ya muchos años. Más de los que ambos
quisiéramos. A partir de entonces, y cada vez que la ocasión
lo ha requerido, hemos charlado con entera libertad de cosas
que han ido sucediendo y que merecieron nuestra atención. Mi
estimado coronel, como suelo yo dirigirme a él, tiene
siempre una palabra amable para mí. Un motivo para
demostrarme que me tiene ley. Me ha tratado siempre con
benevolencia. Y nunca ha escatimado ese elogio a tiempo que
me ha permitido esforzarme para intentar mejorar en todos
los aspectos. Hoy, pasadas las dos de una tarde ya calurosa,
me lo he encontrado por la avenida de Sánchez-Prados
y nos hemos puestos a charlar. Y de nuevo he salido
reforzado gracias a sus palabras. La última vez que nos
vimos fue debido a que coincidimos en el Parador Hotel La
Muralla. Establecimiento que habían elegido sus amigos para
homenajearle. Y es que mi estimado coronel, Luis Manso, es
merecedor de muchas atenciones. Por ser persona serena y
fina.
MIÉRCOLES. 25
Llegamos a la Delegación del Gobierno cinco minutos antes de
la doce de la mañana. Me refiero el editor de este
periódico, José Antonio Muñoz, y a mí. Fuimos
invitados para asistir a la entrega de la Medalla al Mérito
en el Trabajo en su categoría de Plata que el Gobierno de
España le había concedido a Clemente Cerdeira y García de
la Torre. En el edificio reinaba un magnífico ambiente.
Y pronto quedamos atrapados en las conversaciones que se
mantenían en la sala de estar preparada al efecto. Sergio
Moreno nos atendió en cuanto se percató de nuestra
llegada. Y Pepe Torrado se unió al grupo que fue
ganando voluntarios deseosos de pegar la hebra con nosotros.
En un momento determinado, dejo al editor en charla animada
con el delegado del Gobierno y presto mucha atención a lo
que me dice Adela Nieto. Consejera de Sanidad y mujer
que ha vivido una experiencia muy grata en el Congreso de su
partido, celebrado recientemente en Valencia. Con la señora
Nieto me río de lo lindo, mientras a cierta distancia
Pedro Gordillo no nos quita ojo de encima. Pero al
vicepresidente le es imposible abandonar la reunión en la
cual está. Se le nota, naturalmente, que está deseando
enterarse de lo que hablamos Adela y yo. Cuando ésta decide
volver con Gordillo, se me acerca Inmaculada Ramírez.
Y nuestra charla transcurre por la senda del buen rollo.
Está comprobado que la portavoz socialista me está ganando
la voluntad. Aunque debo contar que le dio la risa cuando le
advertí de que si hablaba bien de ella se ponían celosos los
populares y peligraba mi situación económica. Cosas peores
se han visto.
JUEVES. 26
La entrega de la Medalla al Mérito en el Trabajo en su
categoría de Plata a Clemente Cerdeira y García de la
Torre dio mucho de sí. Por tal motivo, he decidido
seguir contando parte de las conversaciones que mantuve en
la sala de estar del edificio de la Plaza de los Reyes. Pero
antes me van a permitir que les diga que el delegado del
Gobierno, José Fernández Chacón, fue un magnífico
anfitrión. Estuvo como es ya habitual en él: cordial,
abierto, efusivo... Todo muy natural y lejos de ese
sobreactuar que tanto se les nota a muchos políticos. Prestó
en todo momento una atención especial a la persona
galardonada y puedo decir que llegó a sentirse muy
satisfecho al comprobar la alegría que reinó durante el
acto. Por lo demás, justicia obliga reseñar que Mas,
Carracao, Moreno y el propio delegado del Gobierno
tuvieron palabras muy agradables para el editor. Y qué decir
de la familia Cerdeira. Este periódico, como dice mi
compañero Quim Sarriá, quien también estuvo en la
delegación, camina con una seguridad asombrosa.
VIERNES. 27
Belleza y eficacia parecen estar reñidas. Máxime en un
deporte como el fútbol donde todo lo superfluo debe ser
sometido a sacrificio para conseguir el fin principal: hacer
más goles que el contrario. La victoria es lo que prima. Es
lo único que cuenta. Incluso se ha convertido en frase hecha
lo de jugamos mejor que nunca y perdimos como siempre.
Tópico que suena a cachondeo y que los profesionales del
balón tratan de evitar cada vez más. Pues bien, España, la
selección española, la roja de Luis Aragonés,
consiguió que esas dos palabras hayan quedado ya
inmortalizadas en el Prater vienés. Uno, que no es
sospechoso de ser patriotero ni tampoco de admirarse por ese
juego que han dado en llamar, haciéndole un enorme daño al
fútbol, Tiqui-taca, confiesa sentirse aún pasmado por lo que
hicieron los jugadores españoles durante la segunda parte
contra unos rusos que terminaron desorientados, confundidos,
desconcertados... Pidiendo la hora para evitar tan grande
bochorno. El juego español tuvo belleza y eficacia. Y fue
así, sin duda, porque los volantes españoles no se limitaron
a pasarse el balón en corto y horizontalmente, sin mirar
hacia la portería rival, sino que usaron esas acciones como
medio de distracción para finalizar las jugadas con remates.
Sería injusto si no mencionara, en medio de un éxito
generalizado, las actuaciones de dos futbolistas: el
primero, Sena: la baja de Albelda le ha
permitido encumbrarse en la selección. Pues el jugador
valenciano le usurpaba espacios en la zona vital del medio
terreno. El segundo, Marchena: vilipendiado desde que
los peruanos hicieron su gol en el amistoso de Málaga, ha
sabido sobreponerse a la persecución de Alfredo Relaño,
director del Diario As, y está haciendo una Eurocopa de
ensueño.
SÁBADO. 28
Inmaculada Ramírez, según cuenta en su crónica
plenaria, Gonzalo Testa, ha conseguido en sus
intervenciones, como portavoz socialista, irritar al
consejero de Fomento, Juan Manuel Doncel, quien como
única respuesta ha esgrimido el “déjese de decir pamplinas y
de calentarme la cabeza”. Dirigiéndose a la señora Ramírez.
El consejero de Fomento, además de echar de menos el
escribir en periódicos, debería aprender dialéctica. Es
decir, el arte de discutir por medio de razonamientos. Lo
cual no está reñido ni con la ironía ni los buenos modos. Es
una aplicación necesaria y que, en vista de los sueldos tan
elevados que ganan los diputados en las autonomías, tendría
que ser estudiada por obligación. Ay, Inmaculada, yo sabía
que estabas dispuesta a tenértelas tiesas con Yolanda
Bel, por la susodicha ‘Escoba de Plata’. Pero jamás
pensé que se te ocurriría decirle a la consejera que
necesitaba un lavado de cara. Cuando tú sabes que Bel es de
las que se ven en el espejo, cada mañana, con “la cara
lavada y recién peiná, recién peiná...”. Así, lo que has
conseguido es que la portavoz del Gobierno y consejera de
Medio Ambiente, siga aumentando su aversión hacia ti. Y que,
además, esté dispuesta a pedirte cualquier día la partida de
nacimiento, para comprobar si tú eres ceutí de verdad. Lo
cual no es nuevo en una tierra donde hemos tenido que
soportar, durante años, que un colaborador de un periódico
local, enumerara cada dos por tres los requisitos que
teníamos que cumplir los foráneos para que pudiésemos
expresarnos con la misma libertad que los nacidos en esta
tierra. Incluso, en ocasiones, se preguntaba en voz alta,
por qué nos habían permitido la entrada a algunos en Ceuta.
Lo que no dejaba de ser un sarcasmo en toda regla. En fin,
tiempo habrá para refrescarle la memoria a quien ahora se
lleva las manos a la cabeza porque Bel le ha dicho a Ramírez
que, si no es nacida en Ceuta, chitón.
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