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sociedad - SÁBADO, 28 DE JUNIO DE 2008


Silvia tradujo los comentarios de Carmen.

entrevista / Carmen Rosino, presidenta de APASCIDE
 

«Para las personas
sordociegas el mundo termina
en la yema de sus dedos»

Las personas que no cuentan con funcionalidad en los órganos sensoriales
del oído y de la vista, que son “cómo mínimo” una veintena en la ciudad, se comunican a través del contacto con las manos

CEUTA
Sergio Cobos

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Pregunta.- Hábleme sobre la sordoceguera, Carmen.

Respuesta.- No se trata simplemente de la suma de sordera y de ceguera, sino que es un tema que va mucho más lejos y es más complejo, que afecta dependiendo de la edad de aparición en las personas afectadas y del nivel de pérdida de visión u oído que tengan. Pueden tener algún resto visual o auditivo, pueden haber aprendido a hablar antes de quedarse sordos y ciegos. Sin duda, los más afectados son los sordociegos congénitos, que nacen sin sensibilidad en estos dos sentidos.

P.- ¿Cuántas personas sordociegas hay en la ciudad?

R.- Ni siquiera a nivel estatal hay un censo claro, ya que hasta el año 2006 no se reconoció la sordoceguera como una discapacidad específica, así que no hay todavía un registro oficial. Sin embargo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), quince de cada cien mil habitantes son personas sordociegas en algún grado. En Ceuta, como en el caso de la mayoría de discapacidades, estamos un poco por encima de la media. Nosotros, desde la asociación Apascide, tenemos detectadas 20 personas, y con la seguridad de que hay alguna más que se nos escapa.

P.- ¿A cuántas personas se atiende desde la Asociación Española de Padres de Sordociegos de Ceuta (Apascide)?

R.-En la actualidad, la asociación está volcada en 14 niños, tres adultos y, recientemente, acabamos de contactar con otra persona adulta, que aún no está recibiendo atención porque su perfil se encuentra en trámite. Se le está evaluando para ver qué necesidades tiene y cómo podemos trabajar con ella. Estos serían los afectados. Pero nosotros somos una asociación de padres, luego no nos centramos únicamente en los discapacitados, sino que actuamos con toda la familia. Serán, entonces, en total unas 50 personas entre usuarios y familiares.

P.- En cuanto a Apascide, tengo entendido que llevan a cabo una gran cantidad de cursos y espacios de formación.

R.- Efectivamente. Llevamos a cabo unos cursos sobre lenguaje de signos y sobre la comunicación táctil, ya que la persona sordociega ha de comunicarse asida de las manos de su interlocutor. Además, también tenemos ciclos de iniciación al conocimiento de la sordoceguera, de los cuales se benefician anualmente entre 30 y 40 personas. En cuanto a los cursos de lengua de signos, hay dos iniciáticos y una de perfeccionamiento a lo largo del año, además del curso de iniciación a la sordoceguera, que el año pasado se encaminó a los voluntarios de la asociación y, ya para este año, se piensa en los alumnos de Magisterio y de Enfermería con la idea de que estos futuros profesionales adquieran una idea de la discapacidad antes de entrar en contacto con las personas sordociegas. Tenemos previsto, además, una campaña en los centros escolares para el mes de septiembre, en la que realizaremos una serie de actividades para que los niños se vayan concienciando con el tema.

P.- De alguna manera, potenciar la formación de familiares y profesionales es una apuesta por la calidad de vida de las personas sordociegas.

R.- Hay que tener en cuenta que una persona sordociega necesita de mucha atención. El lema de la asociación a nivel nacional es ‘Nuestras manos son tus ojos y oídos’. Se trata de personas que necesitan de nosotros para que les acerquemos el mundo, ya que este mundo termina para ellos en la yema de sus dedos. Y las familias nos cansamos también, porque estamos pendientes de ellos las 24 horas del día. Así que necesitamos de vez en cuando un respiro, que llega en mayo, momento en que se organiza un campamento en Andalucía donde van los usuarios de Ceuta, también tenemos previsto un encuentro nacional que se va a desarrollar en la sierra de Jaén, y, a través de Apascide en Ceuta vamos a empezar a realizar talleres con los más pequeños, los vamos a llevar a la playa y al parque, para que disfruten de la época de vacaciones.

P.- En cuanto a la edificabilidad de la ciudad, ¿se manifiestan aún barreras, tanto físicas como sensoriales, para las personas que cuenta con esta discapacidad?.

R.- Me alegra que me hagas esta pregunta, porque es el caballo de batalla de la asociación desde hace muchos años. Es una lucha constante en todos los niveles. Siempre que se habla de barreras, los ciudadanos suelen pensar en obstáculos arquitectónicos, que por supuesto son muchas. Pero son múltiples y diversas también las barreras sensoriales.

P.- ¿Algún ejemplo de esta barrera sensorial en Ceuta?

R.- Por ejemplo las luces que se sitúan en el suelo y apuntan directamente a la cara. Imagínate, si a nosotros nos ciega durante unos segundos, en qué medida puede afectar a una persona que posee visión mínima y residual. No hay peor barrera para un discapacitado visual, ya que tiene problemas de acomodación de la mirada y, con el paso del tiempo, acaba por quedarse completamente ciego.

P.- Seguro que existen otros problemas en la ciudad...

R.- Uno de índole mayor. No hay intérpretes de lengua de signos de la Administración en los edificios públicos.
 


La discapacidad de la sordoceguera pasó a debate a cargo de profesionales y familiares

Vivir en un mundo sin colores, sin sonidos, sin poder comunicarte verbalmente con las personas que ves... la vida, sin duda, es más difícil para las personas sordociegas, que necesitan del tacto para comunicarse con sus interlocutores. Esta discapacidad, que en ocasiones pasa inadvertida para los ciudadanos debido al frenético ritmo de vida al que nos encontramos sometidos, necesita de una concienciación generalizada. La Asociación de Padres de Sordociegos de Ceuta (APASCIDE) organizó ayer, Día de la Sordoceguera, la proyección de una película en el salón de actos del Palacio Autonómico, a la que siguió una charla-coloquio en la que participaron la hermana de un discapacitado, Lucía Guerrero, que habló de su experiencia; la psicóloga Beatriz Gil y la voluntaria de Apascide Rocío Guillén.
 

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