Saben Vds. una cosa?, pues que me
encantan sobremanera esas personas que suelen colgar su
profesión en la percha del despacho cuando terminan su
jornada laboral o profesional.
Un arquitecto, un juez, un general, un alcalde, un
presidente, un delegado, un… deja de serlo cuando finaliza
su jornada y se convierte en ciudadano corriente y moliente
con el que es posible alternar en la vida social sin tener
que guardar distancias. Salvo en momentos de alerta.
Al margen de las necesarias medidas de seguridad, que
siempre deben estar presentes, acercarse a uno de estos
profesionales con intenciones de conocerlos mejor como
personas que no como lo que representa ofrece una
alternativa social que mejora, con mucho, la convivencia
ciudadana.
Desgraciadamente no siempre es así. Muchos se consideran
semidioses y miran por encima del hombro o se desprenden del
entorno con una dura mirada al responsable de su seguridad.
Estos arrastrarán siempre el adjetivo de desagradables
soberbios. Es así de claro, a qué negarlo.
Significo todo esto en que hay importantes personajes
públicos y políticos que representan, a su vez, la sencillez
más extraordinaria. Estos son los que me gustan.
No es normal en mí no cambiar de tema a medida de que voy
escribiendo y por ello, siguiendo esta pauta de ser normal,
cambio de tercio en cuestión de alertas.
La “miembra”, ¿porqué tendré manía con esta palabra
inexistente?, de nuestro Gobierno nacional, ministra de una
nueva y ¿moderna? concepción de gobernarnos, ha soltado la
“alerta” acerca de que las “miembras” del elenco laboral
serán las primeras en salir en época de reajuste económico.
Lógico que sea la mujer la primera en ser despedida de una
empresa, en una economía de mercado, si después de tantos
años viviendo en un régimen marcado por la “pata quebrada y
en casa” todavía cuesta asimilar, por muchos sectores de la
población española, el desarrollo sostenible de un cambio
que exige la incorporación plena de la igualdad de mujeres y
hombres en todos los ámbitos.
Hago un inciso. Eso de poner mujeres antes que hombres no es
correcto, creo yo, no por discriminación de sexo si no por
correlación de letras: la H va delante de la M ¿no?, cierro
el inciso.
La ministra Aído cree que nuestro modelo social parte de la
tajante división de ámbitos en función del sexo como el
masculino pertenece al trabajo y el femenino, ¿porque no
suprime la masculinidad del femenino y lo clava en
femenina?, al doméstico y del cuidado.
Creo que la ministra debe buscar mejores asesores de los que
tiene, en el sentido de hacer mucho más comprensible su
postura, y no entrar a la manera de Belmonte para que la
mujer española culmine la labor emprendida por la propia
ministra. No todas las mujeres españolas tienen la capacidad
de ella, por desgracia, y más aún cuando toman decisiones
incorrectamente políticas.
Si la propia ministra afirma que el mercado de trabajo
español reconoce el deber de trabajar de los hombres y su
primacía sobre el derecho de las mujeres… ¿por qué no
proyecta, de principio, cambiar ese concepto?
Soy muy respetuoso con el derecho de la mujer a ser igual en
todo al hombre… pero eso tiene muchos matices por cuanto la
madre Naturaleza nos ha hecho así y hay cosas en la que
jamás de los jamases podemos tener la igualdad, como por
ejemplo tener los hombres un aparato reproductor, ni que la
mujer sea físicamente más fuerte que el hombre, a excepción
de esas especímenes femeninos de la raza humana cargadas de
músculos desarrollados en gimnasios y apoyados en pastillas
que dejan bizco al propio Dios que las creó, y ello confiere
que deben existir unas cotas, que no significan exactamente
esa “tajante división”, que la mujer no puede alcanzar. Si
las alcanzaran sería “Supewomen” en persona.
Desde aquí le pregunto a la ministra Aído: ¿son despedidas
primero las juezas antes que los jueces? ¿son despedidas las
directoras antes que los directores? ¿son despedidas antes
las periodistas que los “periodistos”?... con esto quiero
significar que no siempre son despedidas por razones de sexo
sino por razones de necesidad de la empresa correspondiente,
porque no es lo mismo, pongamos un ejemplo, despedir a un
cargador capaz de subir cien ladrillos que a una cargadora
incapaz de hacerlo ¿no?
Le recuerdo que estamos en un país dominado por la economía
de mercado y no en un enorme centro de empleo protegido.
Seguir los pasos de Fidel Castro o de Margarita Nielken dan
resultados que todos sabemos y vemos.
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