PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura

Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

OPINIÓN - JUEVES, 26 DE JUNIO DE 2008

 

OPINIÓN / EL OASIS

Día grande
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Ayer fue un día grande en la Delegación del Gobierno. Clemente Cerdeira y García de la Torre recibió la Medalla al Mérito en el Trabajo en su categoría de Plata. Se la entregó José Fernández Chacón. Y allí estuve invitado para presenciar ese momento histórico en la vida de un hombre cuya impasibilidad ante las desgracias o contrariedades propias, es digna de estudio.

Cuando le pregunté a Clemente Cerdeira Morterero, uno de sus seis hijos, a qué pudiera deberse la entereza, la energía y firmeza demostrada por su padre en momentos donde la adversidad se había cebado con él sin contemplaciones, me respondió que tal vez fuera porque han sido muchas las circunstancias negativas que su padre ha tenido que afrontar en su ya larga vida.

Impasible no tiene por qué ser vocablo que deba traducirse sólo por frialdad excesiva. En este caso es, sin duda, la actitud de una persona bienaventurada y por serla es capaz de dominar las emociones aunque por dentro se esté muriendo a chorros.

Alguien así, con tan buen temple, con tanta fortaleza de ánimo, largo en hechos y corto en palabras, ha jugado siempre con ventaja. La ventaja de tener a su vera una mujer providencial y oportuna que necesita todo hombre, rojo o no, que decía Juan Ramón Jiménez. La suerte que tuvo mi muy estimado Clemente Cerdeira y García de la Torre al casarse con Carmen Morterero.

A Carmen, la madre de los Cerdeira, no la quise saludar porque el hecho de verla ya me producía ternura suficiente para temer por mi equilibrio emocional, debido a recuerdos tan recientes como adversos. Trances por los cuales nunca deben pasar los padres. Me limité, pues, a observar desde una distancia prudente el disfrute de ella al verse arropada por todos los suyos en momentos de tanta felicidad para su marido.

Clemente y Carmen consiguieron juntos, por más que hayan tenido que padecer desgracias, soportar desventuras, verse perseguidos y repudiados por sus ideas, convertir a su hijos en ciudadanos de bien. Una tarea que por sí sola merecía ya la Medalla al Mérito en el Trabajo en su categoría de Plata que ha recibido Clemente Cerdeira y García de la Torre. Porque así lo ha querido el Gobierno socialista.

Mira, Clemente, yo no quería que esta columna hubiera tomado la deriva que ha tomado: cierta tendencia hacia una tristeza al escribir de un acto en el cual reinó la alegría por encima de todo. La alegría de saber que se estaba premiando la labor de quien, como tú, ha sido siempre un ciudadano ejemplar y un cabal amigo de tus amigos. Pero el hombre propone y los sentimientos destrozan cualquier planteamiento. ¡Qué no daría yo, créeme, por tener algo de ese estoicismo del cual tú has hecho gala tantas veces!

En fin, que te he agradecido muchísimo que te acordaras de mí cuando le dictabas a tu hijo Clemente, en su despacho, los nombres de cuantas personas querías invitar a un acto que era todo tuyo. Y al que acudí dispuesto a celebrar la extraordinaria distinción con la que el Gobierno de España ha querido premiar a un gran hombre. Hombre atrapado por circunstancias tan contrarias que necesitaban respuestas de mucho valor sereno para superarlas. Y un espíritu de sacrificio admirable. Por consiguiente, debo finalizar como empecé: ayer fue un día grande en la Delegación del Gobierno. Y el delegado supo, además, dar una lección de saber estar. Aleluya.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto