No tirarme bocadillos de jamón,
que me voy a mosquear. Hago un enorme esfuerzo por besarme,
y aunque no lo consigo lo sigo intentando con todas mis
fuerzas. Creo que soy merecedor de conseguir besarme, ante
los plenos aciertos que estoy consiguiendo. Me explico
Les contaba, hace unos días, que el combate dialéctico,
entre los dos contendientes, iba a durar menos que un euro
en la casa de un pobre, a partir del día veinte del mismo.
El combate sería finiquitado en cuanto el árbitro de la
contienda, probablemente de Murcia, subiese al ring con los
contendientes.
Por lo visto, para el anunciado combate a bombo y platillo,
el colegiado murciano no se pudo desplazar para dirigirlo y
tuvo la buena idea, de llamar por teléfono aún colega de
esta tierra, para que fuese su sustituto. Eso sí, haciéndole
saber lo que le debería aclarar en el momento de subir al
cuadrilátero, a ambos contendientes, del comportamiento que
tenían que tener evitando, con ello, que algunos se le fuese
la mano y le diese un mamporro de aquí te quiero ver a su
contrario, lo que daría al traste con ciertas negociaciones.
El colegiado ceutí, al que su colega murciano le había
pedido el favor, no dudo en hacérselo, y lo primero que hizo
fue reunirse con ambos contendientes, a los que llamó al
orden, se besaron, se dieron un abrazo de cariño y, en esos
momentos, se acabó el prometido combate que tanto interés
había despertado.
Tal y como se lo conté ha pasado No me negarán que tengo
todo el derecho del mundo a intentar besarme de tanto como
me quiero. Y es que, todos estos personajillos del tres al
cuarto, politiquillos de medio pelo, no me pueden fallar.
Creo que, todo esos personajillos del tres la cuarto y
politiquillos de medio pelo, están más interesado que yo
mismo, en no dejarme nunca en mal lugar. Es más, estaría por
asegurar que me tienen tanto cariño, que se pelean entre
ellos para, por sus propios actos, confirmar cuanto escribo
sobre determinados asuntos. No tengo más remedio que darle
mi mayor agradecimiento.
De ser agradecido, es de bien nacido y, servidor, aunque
nacido en cuna humilde sin sabanas de seda, he sido bien
nacido por eso, desde aquí y desde ya, mí total
agradecimientos a mis personajillos del tres al cuarto y a
mis politiquillos de medio pelo.
Perdonen que nos les dé el nombre del colegiado ceutí que
sustituyó al árbitro murciano. Es que aunque les dé el
nombre del colegiado ceutí, que se reunió con ambos
contendientes, iban a tomarme por loco y, además, no se lo
iban a creer aunque se lo jurase, por todo lo jurable.
Bueno es que si, algunos de ustedes, ven reunidos al
colegiado ceutí, con los dos contendientes, se hubiesen
restregado los ojos, porque creerían que estaban soñando,
que aquello no era verdad. Imagínense lo que pensarían de mí
si les doy el nombre del colegiado ceutí, que recibió la
orden, porque fue una orden la que recibió de su colega
murciano.
Pase lo que pase, me creo con todo el derecho del mundo, a
seguir intentando, con todas mis fuerzas, poder besarme.
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