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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 25 DE JUNIO DE 2008

 

OPINIÓN / SNIPER

¿”Tsunami chino” sobre Marruecos?
 


José Luis Navazo
yebala06@yahoo.es

 

Ha calado hondo en medios empresariales casablanqueses el rumor de una “invasión comercial” China, si bien los hechos hoy por hoy no parecen corresponderse con la realidad. Si en conjunto China es actualmente el décimo proveedor de Marruecos, las importaciones chinas solo representan el 3% y las exportaciones marroquíes han aumentado el año pasado más del 100%. La hábil estrategia china está empleando como cabeza de puente a grupos europeos establecidos en el país, por ejemplo en el sector del automóvil a través de la empresa Madiva, filial del grupo francés GBH; los vehículos chinos son un 20% más económicos que sus competidores y, según fuentes de los concesionarios, podrían durante 2008 copar el 10% del mercado nacional marroquí.

Ciertamente China, con criterios empresariales de largo alcance y sin el estigma “colonialista” colgado a toda iniciativa europea, está desembarcando con fuerza en África, empleando en el operativo un “savoir faire” y una mano envuelta en guante de seda. Así y para los próximos años China ya ha anunciado un monto de 20 millones de dólares destinado a proyectos de infraestructuras y financiación comercial, en clara equivalencia cara a los proyectos de la Unión Europea destinados al continente africano entre 2008 y 2013: 20 millones de euros, 5,6 millones de ellos para infraestructuras. China equipó recientemente con gigantescas grúas el superpuerto Tánger-Mediterráneo, cercano a Ceuta, además de posicionarse durante 2006 en el emergente mercado del ferrocarril controlado por la ONCF gestionando el gran túnel que enlazará Sidi Kacem con la imperial villa de Mekinés, dejando a dos velas a sus competidores franceses, españoles y canadienses, mientras se lanza en diálogo directo con Rabat cara a copar las exportaciones de fosfatos y cobalto del país, además de las… naranjas marroquíes. El avance chino me era confirmado el mes pasado, durante una cena en un conocido restaurante, por el parlamentario y secretario de la “Chabiba” (juventudes) del PJD, Abdelaziz Rebbah, jefe del departamento de informática del ministerio de Comercio entre 1993 y 1995 y, entre 2005 y 2007, encargado de misión después del Primer ministro, Driss Jettou: “Europa -España la primera- debe tomar nota de que China va camino de convertirse en un socio estratégico de primer orden en Marruecos”. No hace falta decir que escuché sus palabras con la misma atención que cuando abordó el estado actual de las conversaciones sobre el espinoso y complejo tema de la presunta “marroquinidad” de Ceuta y Melilla, “con naturalmente todas las garantías para los ciudadanos españoles”.

Las autoridades chinas suelen poner como contrapartida el no reconocimiento de Taiwán, política que a Rabat puede venirle como anillo al dedo al extrapolar en las mismas coordenadas diplomáticas el aislamiento por Pekín (miembro del Consejo de Seguridad de la ONU) de la RASD y el Frente Polisario. Las relaciones diplomáticas entre Rabat y Pekín se remontan a 1958 si bien no es hasta hace unos ocho años, tras el advenimiento al trono de Mohamed VI, cuando empezaron a ganar en profundidad. La República Popular China cuenta con un total de 200 millones de musulmanes, albergando en su seno toda una provincia disidente: Xinjiang.
 

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