Estoy de limpieza en la salita que
me sirve de escritorio y donde se amontonan los libros de mi
modesta biblioteca. Me entretengo repasando libretas
rellenas de apuntes y hojas amarillentas de periódicos con
verdadera unción. Y, tras leerlas, me cuesta lo indecible
mandarlas a la papelera. Pero no tengo más remedio que asear
la estancia. De no hacerlo, muy pronto me será imposible
permanecer en este lugar por falta de sitio.
Enfrascado en la tarea, aparece en el cajón de un mueble que
tengo a mano muy cerca de uno de mis ordenadores, un libro
que se había mimetizado ente folios repletos de vocablos y
recortes de prensa. Más que libro es un librito, según he
oído decir de él, en su día, a escritores tenidos por
figuras de las letras españolas. Tal vez porque su autor,
Evaristo Acevedo, jamás presumió de nada. Por más que
gracias a su humor muchas personas fueron capaces de
aprender a sonreír en la larga posguerra. El título del
librito es ‘Cartas a los celtiberos esposados’. Y en la
página 200 aparece un capítulo bajo el epígrafe de Política
Municipal. De él espigo lo siguiente.
“Un Ayuntamiento, ya se sabe, es la corporación que
administra los intereses del Municipio, y está formado por
el alcalde y los concejales. Y cuando un país está ‘futbolizado’,
¿acaso no tienen las corporaciones municipales la obligación
de ‘futbolizarse’ también? Una actitud contraria sería
antipatriótica”.
“El popular deporte del fútbol, arraigado profundamente hoy
en España, obliga a los ayuntamientos a no mostrarse
indiferentes ante el mismo y supervisar el desarrollo de las
competiciones en que los equipos de sus localidades están
encuadrados, sobre todo en aquellas poblaciones que tienen
equipos en categoría nacional”.
“Nueva y grave obligación de los ayuntamientos indígenas:
supervisar la labor de los equipos locales. Alcalde,
concejales, concejales y alcalde, deberán desplazarse con
los equipos respectivos; asistir a los entrenamientos,
discutir alineaciones en sesión plenaria; pronunciar
sentidos discursos para elevar la moral de los jugadores;
promulgar acertadas disposiciones contra los intermediarios
que encarecen el fichaje de nuevos valores...
Honda, agotadora, profunda labor ante la que debe quedar
postergada la antigua y caduca misión del transporte, del
alumbrado, de la circulación, del arreglo del pavimento, del
abastecimiento de aguas, de la construcción de viviendas
baratas. Los ayuntamientos hispanos se incorporan
brillantemente al ritmo moderno que los nuevos tiempos
exigen: atender a las necesidades futbolísticas por encima
de todo.
Lo contado por Acevedo estaba vigente a finales de los
cincuenta y principios de los sesenta. Era la modernidad que
imperaba. Había que buscar en el fútbol la cultura y
civilización hispánica y católica. Y hasta había alcaldes
que se atrevían a decir en sus discursos lo siguiente: “El
fútbol sirve para crear un clima espiritual de conocimiento
de los grandes valores eternos de nuestra raza”.
Ya sólo me queda preguntarles a ustedes si creen que hemos
avanzado mucho desde entonces. A mí me parece que todo lo
reseñado se está viviendo con más fuerza que nunca. Ejemplos
claros son el Ceuta de esta temporada y la selección
española.
¿Crisis económica y posturas irreconciliables en el PP? Por
favor, sea moderno y hable de Benigno Sánchez y
Casillas.
|