Hizo furor siendo la canción del
verano. La cantaban “Los Sirex” y todos los jóvenes de
aquella época conocíamos la letra de la canción, intentando
cantarla porque era una letra pegadiza. Quién o quiénes, de
aquella época, no ha intentado cantar esa canción que decía
“Si yo tuviera una escoba / Si yo tuviera una escoba /
Cuantas cosas barrería”.
La escoba tiene varios usos. Primero, antes de nada, para
barrer, después para pegarle un escobazo a cualquiera que no
se porte bien y como amuleto para hacer desparecer las
visitas inoportunas, poniéndolas de pie detrás de una
puerta. Oiga, yo no creía en estas cosas y, por supuesto,
sigo sin creer, pero en una ocasión una amigo mío cansado de
lo que le estaban contando un vecino, me llamó y me dijo,
verás que pronto se va, pongo la escoba boca arriba y se
acabó la visita. La verdad, a pesar de mi incredulidad,
tengo que reconocer que la visita se marchó de forma rápida.
Hace unas fechas la consejera de Medio Ambiente, Yolanda
Bel, recogía en Madrid la “Escoba de Plata” que es el premio
concedido a nuestra tierra al considerarla una de las
ciudades más limpias de España.
El presidente de la Ciudad Autónoma de Ceuta, Juan Vivas, en
los actos dedicados a San Antonio encomendó a su consejera
de Medio Ambiente llevar a Ceuta a ser ”una de las cinco
ciudades más limpias de España”, con lo cual alcanzaríamos
la escoba de oro. Eso, sin lugar a dudas, sería la releches
en bicicleta. Conociendo a Yolanda Bel, seguro que se pone
manos a la obra para conseguir, en el menor tiempo posible,
la máxima llave de limpieza.
Tengo que decir, porque quiero y porque puedo, que le tengo
un gran afecto a Yolanda Bel. Un afecto que no viene de
ahora cuando ha sido nombrada consejera, sino de mucho antes
por el gran afecto que sentía por un gran amigo mío, su
abuelo.
Nunca he escrito nada de Yolanda, ni bueno ni malo,
absolutamente nada, No por falta de ganas que, en ocasiones,
se me ha apetecido pero he ido aparcando la cosa
limitándome, simple y llanamente, a seguir su carrera
política, basada en su juventud y en sus grandes
conocimientos cimentados en una gran preparación cultural.
Cosas estas que, indiscutiblemente, le han llevado a ser un
pilar importante dentro del gobierno de la Ciudad. Lo que ha
generado en algunos personajillos, politiquillos de medio
pelo, algo tan tradicional entre los españoles como es la
envidia.
Algunos pensaron, lógicamente, los que no la conocen que al
ponerla, el Partido Popular, de portavoz del gobierno de la
Ciudad, sería un juguete al que se podría destrozar en
cualquier momento. Y aunque a Yolanda le cueste trabajo
creerlo, porque es mujer de partido, dentro de su partido
hay quienes también la consideraban flor de un día. Pobres
inútiles, que en su egolatría no saben valorar a las
personas.
Yolanda, ahora que tienes en tu poder la escoba de plata,
acuérdate de los Sirex, de su canción y empieza a barrer,
todo lo que creas que te rodea y que es simplemente basura.
Te lo digo desde el afecto que sabes te profeso.
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