Tras meses de gresca, las que hasta ahora han sido las
cabezas más visibles del sector ‘renovador’ del disuelto
PSOE ceutí, Basilio Fernández y Antonio Gil, dieron ayer un
paso atrás en busca de la “normalización” más pronta del
partido. Vía burofax, Fernández anunció ayer que deja el
partido y Gil, que renuncia a la demanda que plantearon en
noviembre pasado.
El PSOE ceutí ha salido de los juzgados. Después de la
primera intentona de hace quince días, mediación del
secretario general de UGT, Cándido Méndez, incluida, Basilio
Fernández y Antonio Gil decidieron dar por finiquitada ayer
la demanda de protección jurisdiccional de sus Derechos
Fundamentales que presentaron en noviembre pasado ante el
Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2.
El primero lo hizo por el mismo camino que siguió hace unos
meses el tercero de los demandantes, José Luis Martínez,
comunicando a Ferraz su deseo de no seguir militando en el
partido. El segundo, renunciando al proceso judicial
abierto, que el pasado día 5 vivió su vista previa después
de que se rechazasen las medidas cautelares solicitadas en
primera instancia por los demandantes.
Fernández, Gil y Martínez llevaron al PSOE ceutí a los
juzgados el 14 de noviembre al entender que con su
disolución la Ejecutiva Federal de los socialistas vulneraba
su derecho a la participación política como elegibles en las
generales del pasado mes de marzo. Los tres reclamaban la
“nulidad radical” de la disolución del partido que Ferraz
acordó el 10 de octubre “ante la imposibilidad de un
funcionamiento normal” de la Comisión Gestora que la
Ejecutiva Federal nombró tras la dimisión de la que había
sido su secretaria general desde 2000, Antonia Palomo.
Fuentes próximas a Fernández y a Gil explicaron ayer que con
su decisión el primero ha querido dejar claro que “nunca” le
ha movido ninguna ambición política personal en este asunto.
Desde el entorno del secretario general de UGT en la ciudad
autónoma se señaló la convicción de Gil de que la demanda
“ya no tenía ningún sentido” teniendo en cuenta que las
elecciones generales “que no se pudieron preparar tan bien
como se debía para ganar, que era lo que pretendíamos, sobre
todo a la luz de los buenos resultados obtenidos” y pensando
en que podía contribuir a mantener el partido “paralizado” y
a retrasar la celebración de su Congreso.
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