La noticia saltó a primerísimas
horas de la mañana de ayer domingo: “una masiva carrera
[casi en estampida] de inmigrantes subsaharianos por el paso
fronterizo entre Marruecos y Melilla consigue que unos 60
irregulares accedan a España”.
Ocurrió, por supuesto sin pre aviso y sin que ni las fuerzas
de seguridad marroquíes ni, al parecer, las españolas
previeran absolutamente nada. Lo cual en el caso de las
españolas llama más la atención fundamentalmente porque el
CNI en un reciente informe sí había alertado de una
presencia que empezaba a ser considerada relevante de
inmigrantes tanto en las cercanías de Melilla como de Ceuta
Suele ocurrir [aunque no es una relación matemática] que lo
que sucede en Melilla, poco más tarde se repite en Ceuta.
Las noticias fluyen con rapidez.
Hace bien poco que el diputado por Ceuta denunciaba que en
la ciudad autónoma empezaba a ser más numerosa la presencia
de subsaharianos después de que desde 2006 Marruecos hubiera
tomado la sarten de la inmigración por el mango [gracias a
las generosas ayudas económicas españolas y europeas].
Pues es cierto, en el CETI el número de irregulares llegados
hasta Ceuta procedentes de la zona africana del Sahel es
notablemente más elevado ahora que hace sólo un año. ¿La
razón?, los subsaharianos entran poco a poco, de manera
constante y por vía marítima fundamentalmente por la bahía
norte desde las cercanías de la localidad marroquí de
Beliones.
Por tanto, mejor ahora que después, el Gobierno español
tendría que tomar cartas en el asunto y no dejar pasar la
ocasión de recordar a Marruecos los compromisos adquiridos
con España y con Europa en estos momentos en que sus
nacionales, por centenares de miles, cruzan la geografía de
nuestro país con todo tipo de facilidades y lujo de
servicios con un notable gasto para el erario español.
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