Al igual que en el resto del país, a las 20:45 de ayer, las
calles de Ceuta se quedaron vacías para seguir el
España-Italia que se disputó en el Ernst-Happel Stadion de
Viena, y donde se puso en juego el pase a las semifinales de
la Eurocopa 2008 que se celebra en Austria y Suiza.
Con ánimos de revancha, tras lo sucedido en el Mundial 94´
Estados Unidos cuando los transalpinos eliminaron a los
españoles en un duelo marcado por la agresión de Tassoti a
Luis Enrique, los caballas se congregaron delante del
televisor para vivir las evoluciones del equipo de todos.
Una cita marcada por la tensión, tanto fuera como dentro del
terreno de juego.
Lo que en principio iban a ser noventa minutos, se prolongó
otros treinta de prórroga habida cuenta de que en el tiempo
reglamentario nadie fue capaz de perforar la portería
contraria; y no porque no hubiera habido ocasiones para
mover el marcador. Sobre todo para los hispanos, que se
echaron el peso de la contienda sobre las espaldas, sin
tener recompensa.
A medida que pasaban los minutos, ya en tiempo extra, las
fuerzas empezaban a fallar tanto a unos como a otros.
Palpándose en el ambiente como era inevitable que el cruce
se decidiera en penalties. Como así ocurrió.
Desde los once metros se la jugarían, sonriéndole la fortuna
a los de Luis Aragones, gracias al acierto anotador de
Villa, Cazorla, Senna y Cesc, y sobre todo al cierto bajo
palos de Iker Casillas, que debuto los lanzamientos de De
Rossi y Di Natale.
Una lotería que sirvió para hacer justicia con el fútbol
español, y para que la noche del domingo se convirtiera en
una improvisada fiesta en todo el país. Y es que, la
historia nos debía una.
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