En una de las paradas antes de
consumir los últimos kilómetros de esta fértil escapada,
aprovecho para poner un poco de orden en los materiales
(bloc de notas, fotografías, cintas grabadas…) intentando
llegar a casa con las cosas en su sitio. Las sensaciones y
experiencias vividas forman un batido del que es preciso
separar los componentes, a fin de no mezclar los sabores.
Una de las preguntas que, sutilmente, siempre intento hacer
“tête a tête” una vez establecido un clima de confianza es
la percepción que el marroquí tiene de su Rey. Naturalmente
parte de las respuestas depende del “estatus” de los
interrogados, pero les aseguro que la figura del joven
soberano alauí sale casi siempre bien valorada. Otra cosa es
Abbas El Fassi y su gobierno…; o la imagen del valido real,
el nuevo Conde-Duque de Olivares y su “pasión de mandar” que
diría el doctor Gregorio Marañón, cuya solvencia depende en
último caso de su oportuna proximidad (excesiva para mi
gusto y para el de muchos de los encuestados) al Rey de
Marruecos.
Escribí en varias ocasiones que el nuevo Marruecos (más un
proyecto de partida que una realidad de llegada) de Mohamed
VI no es el de su padre, el autócrata Hassan II (1961-1999).
El hijo de Mohamed V, muerto prematuramente durante una
banal operación quirúrgica, hubo de enfrentarse entre 1958 y
1983 al menos a diez acciones (entre intentos de asesinato y
golpes de estado de diferente signo) que buscaron apartarle
del poder de forma cruenta. Hacía mis cuentas con ello el
pasado jueves en El Hajeb (en el cruce de Mekinés con Ifrán
y Azrou), localidad que albergó en su momento una de las más
importantes guarniciones de el país y que acogía, en mayo de
1971, el desfile militar que conmemoraba el 15 aniversario
de creación de las “Fuerzas Armadas Reales” (FAR), durante
el cual los conspiradores pretendían liquidar a Hassan II;
el proyecto finalmente fue abortado por diferentes razones.
En su libro “Opération Boraq F5. 16 agosto de 1972. El
ataque al Boeing real” (Tariq Editions, Casablanca 2004),
Ahmed El Ouani, condenado junto a los instigadores del
complot a sufrir 19 años atroces encerrado en Tazmamart,
hasta ser liberado el 15 de septiembre de 1991 por orden
personal de Mohamed VI, explica detalladamente el ambiente
interno vivido en Kenitra, una de las principales bases de
la fuerza aérea marroquí en la época así como la parodia del
juicio.
¿Está firmemente asentado en su trono Mohamed VI?. Hoy sin
duda, aunque son perceptibles ciertas corrientes
subterráneas que pugnan por erosionarlo. Dentro de las FAR,
la infiltración lenta pero continua del islamismo extremista
representa actualmente una gran amenaza. Como hipótesis,
estaría por verse el comportamiento final de ciertas
unidades obligadas a enfrentarse directamente, a cara de
perro, con masas de población civil abiertamente insurgentes
y debidamente instruidas bajo consignas islamistas,
manifestándose de forma simultánea en diferentes ciudades
del Reino. Cierta prensa española, de forma injusta y
abiertamente torpe, no pierde ocasión para arremeter
demagógicamente y hasta en el plano personal… contra “el
Sultán. La ignorancia es atrevida. Yo solo digo que si algún
día llegara lamentablemente a faltar Mohamed VI con su
talante reformista, unos y otros íbamos a echarlo de menos.
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