Que el fútbol sea injusto por naturaleza no quiere decir que
todo lo que lo envuelve tenga que serlo. Y si no, que se lo
pregunten a Pedro Berruezo.
No es de recibo que, después de ocho temporadas defendiendo
el nombre de Ceuta, el que haya llegado a ser primer capitán
de la nave caballa salga por la puerta de atrás. Y es que,
sin entrar a discutir los motivos para desprenderse de él,
también los hay para que hubiera seguido; porque, aunque
sobre gustos no hay nada escrito, el futbolista malagueño
reúne los méritos suficientes para haber continuado en la
Asociación.
¿Los argumentos? Para empezar, y a pesar de sus 35 abriles,
físicamente se encuentra en perfectas condiciones. Eso,
hasta el punto de haber disputado en Montilivi su último
partido, rindiendo al mismo nivel que el resto. Además de
ser un profesional, que durante la Liga regular llegó a
jugarse el tipo con una fractura en la muñeca.
Al margen del pasado reciente, el malagueño es el único
futbolista en activo que ha disputado las cinco fases de
ascenso en las que participara la Asociación. Por ello, a
quienes corresponda, es el momento de buscarle una solución.
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