Tan duro como el palo recibido en Gerona el pasado domingo,
cuando la AD Ceuta se quedó a las puertas de Segunda ´A´,
fue el que Pedro Berruezo se llevó en la tarde del miércoles
al conocer a través de José Enrique Díaz que no iba a volver
a defender la elástica caballa. Así el malagueño reconocía
que “me he llevado dos golpes duros en prácticamente tres
días, primero por no haber logrado el ascenso y después por
no seguir jugando al fútbol”. Por lo que, llegado a este
punto, “puedo decir que me han retirado del fútbol, porque
físicamente me encontraba muy bien”. Eso al terminar una
temporada en la que “el mister no ha confiado en mi el
tiempo que ha estado y tampoco cuento ahora”, sentencia.
A pesar de contar con 35 años a sus espaldas asegura que
“fisicamente me encuentro bien”. Algo que no es el único que
lo cree ya que “incluso he hablado con el preparador físico,
y me ha dicho que me veía bien, que he estado a lo largo de
la temporada a un mismo nivel, a pesar de no jugar, y que la
decisión es del mister”, relata. Todo para escribir un final
que “hubiera preferido que fuera distinto, me hubiera
gustado retirarme yo, y no que me retiraran”, espeta. “Pero
bueno, la noticia no soy yo, es que el Ceuta no ha
conseguido el ascenso”.
Preguntado por si se lo esperaba, contesta que “era una
posibilidad, si seguía este entrenador. Pero yo tenía ganas
e ilusión por seguir jugando”. Pero es que “me considero,
como todo el mundo sabe, un caballa más, no sólo porque lo
pueda decir de boquilla”. Argumentando que “mi familia es de
aquí, llevo ocho temporadas aquí, y a pesar de no haber
nacido aquí mi futuro está en Ceuta. No como la gente que va
diciendo por ahí que son caballas o que son ceutíes, y
después se marchan”. Y es que Berruezo sostiene que “yo lo
digo con conocimiento de causa porque mi futuro está en
Ceuta y esta es mi tierra”.
A corto plazo, todavía no ha pensando en su futuro más
inmediato porque “me ha pillado de sopetón, hay que cambiar
el rol, desconectar del fútbol, que ha sido mi vida...
gracias al fútbol he conocido a mi mujer, el fútbol me lo ha
dado todo, y más tarde o más temprano se tenía que acabar.
Pero no me lo esperaba porque puedo seguir aportando”. Una
afirmación basada en las palabras de José Enrique Díaz, ya
que “cuando me dijo que no seguía, me dijo que me podía ir
por aquí cerca, a La Línea, porque podía seguir jugando”. A
lo que le replicó que “evidentemente podía seguir jugando,
pero yo no quiero irme de Ceuta”. Razonando que “si ellos
mismos me dicen que puedo seguir jugando es porque me ven
bien. Pero si no juego en Ceuta no iba a jugar en ningún
sitio”.
Una vez colgadas las botas “siempre se me va a quedar la
espinita clavada de no haber podido ascender con el Ceuta”.
Eso después de haber jugado “cinco fases de ascenso con el
Ceuta, otra más con el Granada, ser el jugador que más veces
ha vestido la camiseta del Ceuta”. Hasta que “ha venido un
entrenador que no cuenta conmigo y tengo que aceptar su
decisión como profesional que soy o que he sido”, apunta.
De ahora en adelante, “lo que le deseo al Ceuta es lo mejor
y que lo antes posible logre el ascenso”. Eso, tras salir
por la puerta de atrás de un equipo en el que ha estado ocho
temporadas, y del que se va sin ningún reconocimiento.
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