Leo el artículo del Sr Javier Chellaram sobre el tema del
botellazo de la playa de la Ribera y me decido a
escribirles, tal vez empujado por las ganas de expresarme y
soltar parte de la rabia acumulada.
Recibí un botellazo mientras caminaba por la especie de
acerado que se coloca en la playa para facilitar el tránsito
de los usuarios. Caminaba con mi mujer tras un día de
agradable(?) disfrute del día y ...sólo recuerdo eso, que
caminaba. Lo siguiente fué abrir los ojos y tener un
horrible dolor de cabeza y la estupefación de sentirse el
centro de algo. Piernas, gente y otra vez dolor de cabeza.
No, no había tenido altercado alguno con nadie y no recuerdo
si tan siquiera alguna vez he tenido alguna contrariedad con
nadie. Soy una persona normal, sin discusiones pendientes ni
conflictos con mis conciudadanos. Me tocó a mí como podía
haberle tocado a cualquiera que lea ésto e incluso al que no
lo lea. Cuando me dí cuenta de lo que me sucedió me vino a
la cabeza (nunca
mejor dicho) el peligro que estaba corriendo en ese momento.
Cuando las pruebas médicas me trajeron buenas noticias me
vinieron otro tipo de pensamientos. Nadie vió nada.
He tenido suerte. Por un lado ninguna lesión grave y por
otro la gente que me ayudó.Gente desconocida para nosotros y
otros conocidos como Juan Carlos Mata Padilla, buen médico y
mejor persona, los miembros de Cruz Roja, que estuvieron en
todo momento donde debían, el personal del 061,
profesionales cualificados y ejemplares, personal de
urgencias del Hospital de Ingesa y sobre todo mi mujer que
consiguió mantener la calma suficiente para lograr que mi
respiración no se colapsara en un momento determinado.
A los demás, a los que atentaron contra mi vida, les
recuerdo que han tenido mucha suerte. No me gustaría nunca
sentirme un asesino.
Lo de la vigilancia...allá cada uno con su conciencia.
|