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Estos días pasados los he pasado
alejado de todo pasado, incluso alejado con el contacto más
reciente del pasado.
He pasado unos días en mi verdadero papel de jubilado, sin
contacto con los botones de bakelita del teclado ni
fatigándome mi vieja vista con los fulgores permanentes del
monitor y dándole un merecido descanso a mis células grises,
bastante desgastadas pero no tanto como para entender que
entro en la secuencia final. Todavía me queda mucho.
Estos días de contacto con las marinas aguas ceutíes,
sobretodo en el Parque que también tiene agua marina y
salada, han hecho que la adrenalina torne a su depósito y me
dejen “pringao” de serenidad, tanta que me hacen ver las
cosas con otros cristales. He cambiado de gafas.
Mis días recorriendo la ciudad, sacando fotos de cada
detalle y cada rincón de la misma, han llegado a su tiempo
de descanso y ello me hace retomar lo que nunca podré dejar
de hacer: escribir.
Bueno, nunca es mucho decir porque no creo que una vez en el
otro mundo pueda seguir.
Empiezo esta nueva toma de contacto con los lectores
haciendo una pregunta que no está cargada de veneno: ¿por
qué esos nuevos semáforos, de supuesta tecnología punta, que
pone los pelos de punta?
¿No han pensado que Ceuta es una ciudad de fuerte Sol?
Creo que a esos nuevos semáforos ‘de tecnología punta’ que
la Ciudad está colocando les falta algo importante.
Ese algo tan importante tiene nombre, un nombre tan simple y
sencillo que se usa mucho en verano y sirve para dar más luz
a la luz que la luz del sol le quita. Se llama visera.
Las estilizadas figuras de los nuevos semáforos no dan,
desde luego, aires de modernidad a la ciudad, dan aires de
anorexia.
Dan la impresión de ser ojos de serpiente, sin párpados, sin
iluminación. De hecho he podido comprobar cuando me acerco a
uno de esos semáforos, conduciendo mi moto, que la
iluminación va desapareciendo gradualmente hasta quedar en
nada. Y esos contadores de cuentas decrecientes dan la
sensación de que son bombas del tiempo. Uno espera que
exploten. Cuando no dé un infarto a cualquier ciudadano
anciano que no pueda batir el récord de cruces peatonales.
Al menos en Marruecos, que también los están implantando, lo
colocan con viseras.
Muy bonitos, muy “bollycaos”… prefiero los de siempre.
¿Cuánto habrán constado?
Sigo con semáforos. Mi siguiente pregunta es: ¿por qué el
semáforo de Antonio Victori Goñalons, cabe el Mercado de
Abastos, es furiosamente forofo de los vehículos a motor?
Este semáforo se mantiene tanto tiempo en verde para los
vehículos que algunos viandantes no aguantan más y cruzan la
calzada a riesgo de ser atropellados.
La impaciencia de los ciudadanos ante éste semáforo está
plenamente justificada. Tanta espera y con un sol de
justicia encima de sus cabezas…discriminación clara en
contra de los peatones.
Cambiando de tercio pero siguiendo con el mobiliario urbano,
hay que ver la mala leche que rezuman ciertas Comunidades de
Vecinos locales.
En el callejón que da al lateral del CEIP Andrés Manjón, de
la calle Linares, y por donde pasan a diario madres y padres
llevando a sus retoños al mismo, han elevado un murete de
media caña donde no era necesario.
Me explico. En ese callejón, junto a la valla que delimita
al mencionado colegio, existía una especie de bancada que
recorría buena parte de la citada valla. Esa bancada era
utilizada por numerosas madres que acudían a recoger a sus
hijos y esperaban sentadas la hora de apertura de las
puertas del Andrés Manjón.
Ahora resulta que con ese murete no tienen donde sentarse y
si unimos las fuertes corrientes de aire que circulan por
ese callejón… no tienen resguardo.
Me parece de muy mala leche esa venganza que se toma la
comunidad de vecinos de la zona. Tal vez venganza porque les
obligaron a quitar la cadena que acotaba ese callejón en un
claro síntoma de mandar a tomar por culo la servidumbre de
paso. ¿Tienen el permiso de obras? Si fuera así, la ciudad
sería tan culpable, de ese abuso, como esa Comunidad, además
de que ese murete es totalmente inservible.
Aparte de que utilizan el callejón como mingitorio y retrete
de sus canes… sin limpiarlo.
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OPINIÓN / LAS NOTAS DEL QUIM
