Tras llegar el viernes muy
fatigado a la histórica capital bereber, Azrou, donde como
siempre descansé profundamente respirando el aire puro y
fresco de las montañas cercanas, pobladas de cedros,
emprendí viaje con la madrugada por las polvorientas rutas
del Medio Atlas hasta alcanzar la fuente del país amazigh:
“La montaña es mi ser, el Um er-R´bia mi cintura, la llanura
mi pasto”.
Atrás fueron quedando las enlodadas aguas del R´bia, la
laguna verde, los rebaños de rollizos corderos y,
silenciosamente presente, el tradicional símbolo
reivindicativo bereber pintado en rocas y casas. “Zona
colonialmente insegura” para las autoridades francesas del
Protectorado, el triángulo entre Azrou, Midelt y Khenifra
conserva aun, orgulloso, las señas de la identidad amazigh
de todo un pueblo en valles y trochas, bosques y cañadas.
Por toda la región, de una agreste y serena belleza, tan
solo un aburrido “jeep” de la Gendarmería Real recordaba la
presencia del Estado.
En Khenifra, la “ciudad roja” de los ziyani tardía y
malamente sometida a las armas de Francia bajo el
Protectorado me llegan, lejanos, ecos del tercer congreso
magrebí celebrado los días 10 y 11 en la capital Libia,
Trípoli, al que han asistido representantes de
organizaciones y partidos políticos de los cinco países de
la UMA, entre ellos una nutrida representación marroquí
compuesta por 25 miembros del atomizado arco político del
país. La delegación marroquí (que englobaba a 14 partidos
políticos) consiguió que en el comunicado final del congreso
se reiterara el apoyo a su reivindicación sobre Ceuta,
Melilla y las islas vecinas. Dos apuntes sobre la marcha:
primero, constatar el creciente interés de Rabat por elevar
el nivel en sus reclamaciones soberanistas, “tocando” por
primera vez la agenda de la diplomacia española. En román
paladino: puedo afirmar y afirmo que, al día de hoy, Madrid
y Rabat están dialogando sobre Ceuta y Melilla; segundo,
llamar la atención sobre la oportunidad -y hasta la
decencia- que significa utilizar a una entidad
representativa de la comunidad musulmana en España, FEERI,
para implicarla en este juego. Lo digo por las últimas
declaraciones al respecto de Mohamed Ahmed Alí, presidente
de la entidad, al respecto. ¿Tendrá algo que opinar la
delegación de FEERI en Ceuta, representada por su fiel
escudero, sobre ello…?; podría la nueva situación generada
catapultar al presidente de “Luna Blanca” al frente de la
delegación ceutí?. Las cosas claras y el chocolate espeso:
¿es legal y legítimo que un marroquí (nacionalizado español)
pueda presidir una institución radicada en España y atacar
directamente los intereses del país que le acoge? ¿A qué
juega Mohamed Alí y a quién representa?; ¿quién lo ampara…?
Seré claro: ¿cómo ha sido posible que el presidente de una
pequeña y escasamente representativa asociación musulmana,
con sede en Ceuta, pudiera acceder a la presidencia de FEERI…?
Es triste y grave que las dos federaciones que engloban
(además de los conversos españoles) a la mayoría de las
asociaciones musulmanas en España, UCIDE y FEERI, estén
manipuladas respectivamente por un integrista radical (Tatary,
el tapado de la peligrosa “Vanguardia Islámica”) y un hombre
fiel a los intereses de la política de Rabat: Mohamed Hamed
Alí. Así no se puede seguir…
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