La diferencia que hay entre los
hombres y las mujeres es que ellos hablan bien de ellas y
las tratan mal, mientras que ellas hablan mal de ellos y los
tratan bien. Creo habérselo leído a un medico internista que
fue entrevistado. Y no andaba el hombre muy descaminado
cuando lo dijo.
Las mujeres que forman parte del Gobierno presidido por
Juan Vivas son la excepción: todas hablan y no acaban de
las muchas cualidades que adornan al presidente de la
Ciudad. Y se les cae la baba en cuanto sale a relucir el
nombre de éste. Me decía una señora, no ha mucho, que Vivas
les tiene sorbido el seso a sus diputadas. Que todas ellas
comen en su mano. Y hasta se atrevió a decirme que se
disputan el derecho a ser la más apreciada por él. De ahí
que ahora prime la desconfianza en el gineceo al comprobar
que desde hace tiempo es Mabel Deu la que más suerte
está teniendo en ese cometido.
La envidia que ha despertado la consejera de Educación y
Cultura entre sus compañeras es porque están viendo que son
ya muchos los días en que Deu y Vivas comparten páginas de
periódicos y las fotos de ambos son destacadas sobremanera.
Y no entienden, o no quieren entender, que la consejería de
la señora Deu cuenta con más posibilidades de lucimiento.
Sea como sea, y sin que el asunto haya tomado visos de
envidia enfermiza, la verdad es que Vivas se ha preocupado
siempre de tener contentas a las diputadas. Las trata de
maravillas y las seduce para su causa de gobernante sabedor
de que durante los últimos años las mujeres han conseguido
arruinar la carrera política de dos o tres presidentes.
Cierto que ellos no contaban con mayoría absoluta, pero
nunca conviene enemistarse con las féminas.
Por consiguiente, no me sorprende que Vivas haya festejado
por todo lo alto y así se lo haya demostrado a Yolanda
Bel el premio que ésta ha recibido en Madrid: Escoba de
Oro por su buena gestión en residuos y medio ambiente. Ya
era hora de que Yolanda disfrutara de una alegría que estaba
necesitando como se necesita llenar la botarga todos los
días. Porque me consta que la consejera de Medio Ambiente lo
está pasando muy mal como portavoz del Gobierno. A ver si
así se le quita esa obsesión que tiene con que los medios
han de cumplir con el papel que les asignen los políticos
situados en el machito. Pues ese pensamiento no es ni bueno
ni conveniente para quien no está libre de necesitar en
cualquier momento una ayuda adecuada a sus deseos.
Tampoco estaría mal que la consejera de Sanidad, Adela
Nieto, fuera premiada por algo de su consejería para
poder recibir las felicitaciones de su presidente. Y así
alegrarse la vida. Porque ella, que me parece mujer muy
válida, lleva una temporada enfadada con el mundo y le
gustaría poder hacer una escabechina con los medios de
comunicación y acabar con todo aquel que no comulgue con los
intereses del Gobierno. Postura ineficaz.
Carolina Pérez está ya curada de espanto. Y cuando se
enfada lo primero que hace es retirarle la palabra a quien
considere que es su enemigo. Y encima brinda con excelente
vino. Ella sí que sabe.
Kissi Chandiramani procede de la Sorbona. Pero oye,
ve y calla. Y le va la mar de bien con ese proceder.
Mabel Deu, sin embargo, es la sonrisa del Gobierno. Y hay
que lucirla. Eso sí: todas son mujeres del presidente. No lo
duden.
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