Dicen los aficionados a los toros,
que no hay nada más bonito que ver los toros desde la
barrera. Como a mí, sinceramente, no me gustan los toros,
pero respeto a los que son aficionados a los mismos, debe
ser cierto, eso de que se ven mejor los toros desde la
barrera, símil que se puede aplicar a cualquier momento de
la vida, donde presenciar los acontecimientos desde la
“barrera”. O sea que, usted, puede disfrutar de unos
momentos maravillosos, contemplando los acontecimientos sin
intervenir para nada en ellos, porque el asunto ni le va ni
le viene.
Por eso, haciendo caso a los aficionados taurinos, me he
colocado en la “barrera” para no perderme un detalle de todo
cuanto se va a producir en ese combate, dialéctico por
cierto, del que no requiero perder ni una sola palabra. La
cosa se presenta tan emocionante, que he corrido hacia el
tarro de derramar lágrimas de las emociones fuertes, me lo
he puesto cerca de la barrera para caso de necesidad.
Espero y deseo, por el bien de este combate, me itero
dialéctico, que no me vaya a intervenir nadie desde la
Península, queriéndose convertir en arbitro del mismo, y lo
declare nulo antes de que el combate dé comienzo. Ya lo dijo
aquel: “poderos caballero es don dinero”. Y mí abuela que,
siempre, acostumbraba a decirme: “por dinero baila el
perro”. Y la verdad, el que pueda venir desde la Península,
para ser arbitro del combate, me puede dejar sin la
diversión y el enorme disfrute que me produciría ese combate
dialéctico, para el que había sacado “barrera” .
Comprendo, después de ver la representación de Ninete y un
señor de Murcia, que le arbitro del combate, el que lo va a
suspender, porque la bolsa es demasiado importante, para
ambos contendientes, y no se vaya a chafar todo, por un
quítame haya esa paja del hombro y el otro le pueda
contestar y tú más.
Ya verán la mala suerte que voy a tener, que después de
sacarme mí correspondiente “barrera” para no perderme ni un
sólo detalle del combate, va a venir un tío de Murcia, por
un suponer, va a separar a los dos contendientes y donde
dije digo, ahora digo Diego.
También puede pasar, que me venga, por otro suponer, un
fulano de Murcia y les obligue a hacer el paripé encima del
cuadrilátero dialéctico, haciendo como los que se pegan,
cuando sólo se están acariciando. Lo malo va a ser, como el
público se dé cuenta del truco y empiece a gritar ¡¡que se
besen, que se besen!!
Besarse, no sé si se besaran, pero irse con el fulano venido
de Murcia, por un suponer, a comer juntos e incluso
revueltos en el mismo negocio, eso si que se puede dar. Es
más, creo que de postre se comerán manzanas.
Vale, puedo se un mal pensado, poner ya me lo dijo la única
mujer a la que nunca pondré en dudas sus palabras, mí
abuela. Me dijo: “Andrés, piensas mal y acertarás”.Y si eso
me lo dijo, mí viejita del alma, eso va a misa.
Les hago una apuesta, doble contra sencillo, a qué el
combate dialéctico, entre ambos contendientes, se acaba en
menos que canta un gallo y me quita la enorme diversión que
me iba a producir semejante altercado, por cierto, itero
dialéctico. ¡Dita sea!.
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