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Como en casi todos los aspectos de
la vida ceutí, la FAMPA de la ciudad autónoma de Ceuta
también tiene dos almas: la que defiende la escuela pública
como vertebradora del sistema educativo general y la que se
inclina por darle mayor preponderancia a la privada y, por
extensión, la concertada. Esta división genera no pocas
tensiones, especialmente en periodos como el que acabamos de
pasar, con la Comisión de Escolarización de la Dirección
Provincial del Ministerio de Educación, Política Social y
Deporte (MEPSYD), trabajando a pleno rendimiento para
disgusto de algunos y satisfacción de otros. La entrada de
esta entidad como miembro de pleno derecho de la CEAPA ha
servido para poner en evidencia que existe una buena parte
de los progenitores de estudiantes en ella agrupados que
sigue viendo la educación pública necesitada de “un amplio
apoyo de toda la sociedad y de las instituciones” como “base
para fortalecer el desarrollo integral de los ciudadanos”.
Lejos de tener que ser vista como un punto de fricción, de
generar choques o abrir enfrentamientos entre sus partes, la
cohabitación de las dos sensibilidades en la FAMPA ceutí
debería servir, desde el diálogo y la mutua aceptación de
sus diferentes posiciones, para encontrar una fortaleza que
sirva para hacer avanzar la educación, en el más amplio
sentido del término, en la ciudad autónoma. Pocas regiones
hay, a la vista de los resultados que mes tras mes nos da el
Instituto Nacional de Estadística (INE) y otros organismos
sobre el fracaso escolar, tan necesitadas de un empujón de
esas características. Ahora mismo, con el peso que ha
alcanzado la educación concertada la pública seguramente no
será capaz de darlo sola, pero el sector que aglutina a la
docencia privada tampoco puede abstraerse de las
dificultades que pasa el ámbito público, sobre todo porque
allí estudian los hijos de las familias menos favorecidas.
La colaboración les hará más fuertes, porque en último
término el MEPSYD por lo que debe velar es por la igualdad,
y ahora es la educación pública la que necesita ayuda y
rigor para mejorar.
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OPINIÓN / EDITORIAL
