Cuando algo no me entra en mí
cabeza o mí cerebro se niega a aceptar ese hecho como una
realidad, pongo en marcha todas mis neuronas para encontrar
alguna explicación que me deje satisfecho o sea capaz, al
menos, de solventar esa duda razonable que o deja de machar
mí cerebro como si de un martillo pilón se tratase.
Todos hablan de la manzana del Rebellín y, al parecer, no
encuentran la solución al problema que deje satisfecho a
ambas partes. Por supuesto no estoy a la altura, ¡que más
quisiera yo!, que la consultora Cuatrecasas, que en su
informe desaconseja el procedimiento de la expropiación,
primero porque sería ir en contra de la actuación de la
propia administración y segundo dudaba de a legalidad de ese
criterio.
Aclarado este concepto de ser un neófito en materia de
legalidad, si no estoy equivocado, igual lo estoy, desde ese
desconocimiento de la ley, he creído entender que según la
sentencia dictada, sobre el asunto de la manzana del
Rebellín, esta dejaba una puerta abierta para que la Ciudad
pudiese expropiar la parte perteneciente a la Sociedad
Manzana del Rebellín.
Ya digo, y vuelvo a repetir, que desde mi más profundo
desconocimiento en materia de legalidad, es lo que he creído
entender de la sentencia dictada que deja esa puerta abierta
para la posible expropiación.
Una expropiación que de poder ser, no nos llevaría a mayor
gasto que unos mal contados cinco millones de euros. En esta
parte de las cuentas, hechas al ojo de buen cubero, tengo
los mismos conocimientos que sobre la legalidad de la
expropiación.
La pregunta que me hago, es qué si tengo esos
desconocimientos por qué me meto en ello. Simple y
llanamente dejándome llevar por unos razonamientos que desde
mí particular visión del asunto entran dentro de toda
lógica, al menos de mí particular e intransferible lógica.
Que conste, vuelvo a repetir, para que no haya duda alguna,
que es una opinión personal, y desde mí particular parecer,
todas las opiniones son dignas de tener en cuenta aunque,
lógicamente, pueden ser rebatidas, por otras opiniones más
versadas y con mayor conocimiento del asunto que estamos
tratando. Desde esa particular opinión creo que se debería
expropiar, con lo cual se ahorraría unos pocos de millones a
la Ciudad. Millones que irian aumentando, con el pasote los
años, de alquilarle a la Sociedad Manzana del Rebelllín el
local donde previsiblemente iría ubicado el mercado.
La actual crisis económica que estamos atravesando, ha
llegado incluso a que la oferta de la Ciudad sea menor de la
que con anterioridad se había ofrecido a los propietarios.
Estos, sin embargo, siguen en sus treces de que la oferta de
compra debe superar los dieciséis millones de euros. Las
negociaciones continúan. ¿En qué quedara la cosa?.
Lo dije y lo vuelvo a repetir, sigo opinando que si ello es
posible con esa puerta abierta que, al parecer, nos ha
dejado la sentencia, no me lo pensaría dos veces,
expropiaría.
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