El general de división Luis Mollá es el invitado de esta
tarde en las jornadas que organiza mensualmente el Aula
Militar de Cultura en Ceuta. Este madrileño de nacimiento,
pero caballa de vida inició su andadura en la quinta bandera
del Tercio Duque de Alba de La Legión y ahora es el jefe de
las fuerzas pesadas del Ejército de Tierra (Burgos). Este
importante oficial ofrecerá una conferencia en el Casino
Militar (20.00 horas) donde comentará las curiosidades y
detalles de la batalla de Bailén, primera vez que el
Ejército del imperio napoleónico cayó derrotado.
Pregunta.- ¿Cuál es su arraigo con Ceuta?
Respuesta.- Mi abuelo Mollá fue el segundo presidente del
Casino de Hijos de Ceuta, era coronel de Ingenieros y ese
título se compatilizaba con el de Arquitecto. Entonces,
muchas casas de aquí están hechas por él. El otro abuelo era
Ayuso, el comandante, no Ladislao, sino José, el que tiene
la glorieta en San Amaro. El primero de mis hijos, además,
murió aquí como bebé, así que tengo en Ceuta enterrada parte
de mí vida
P.- ¿Usted nació en Ceuta?
R.- Yo no, porque soy el primero de mis hermanos y mi madre
fue a dar a luz a Madrid con su madre. Pero mi infancia la
pasé aquí. Luego cuando volví a Ceuta fue como teniente en
el Tercio, pero mis recuerdos son mucho más vivos de mi
niñez que en el cuartel, porque entonces no pisaba la calle.
Es más, a mi mujer le llamaban la viudita.
P.- Después, ¿cuáles han sido sus destinos?
R.- Recuerdo especialmente una etapa muy honrosa para mí que
me tuvo al servicio directo del Rey, estuve en el gabinete
del cuerpo militar, casi 14 años, siendo el representante
del Ejército de Tierra. Todos los actos en los que el Rey y
el Ejército de Tierra estuvieran presentes era yo quien se
los llevaba. Después de mi paso por La Legión me hice de
infantería pesada y luego mandé un regimiento de este tipo
en Badajoz; una brigada, la de Córdoba y, por último, la
división Brunete, la famosa. Y actualmente soy el jefe de
las fuerzas acorazadas y pesadas del Ejército español.
Nosotros, en un combate, una vez que han entrado en acción
los ligeros, que son los más rápidos, estamos nosotros, que
somos la fuerza, la potencia. Tenemos unas fuerzas pesadas
pequeñitas, en proporción, porque España no puede tener más,
pero estamos en cabeza del mundo en cuanto a calidad.
P.- Retroceciendo en la historia, ¿qué va a contar acerca
de la Batalla de Bailén?
R.- Yo me he sentido interesado por esta batalla desde que
mandé la Brigada de Córdoba, no hace muchos años. Ellos
celebran cada año en Bailén la batalla. Entonces iba todos
los años allí. Cuando descubrí que uno de mis antepasados
participó en esta batalla, precisamente el que fue a Ceuta y
del que descendemos toda mi familia, me emocionó y fui
indagando. Es una de las acciones más gloriosas del Ejército
español. Yo voy a comentar mañana (por hoy) las cosas que
más puedan sorprender. Por ejemplo, todo el mundo piensa que
los Ejércitos de Napoleón, por su innumerables victorias,
eran muy disciplinados, pero es mentira, eran muy
indisciplinados, porque venían procedentes de la Revolución
Francesa y no les podías hablar de órdenes. Pero tenían tal
fé en la victoria que a las voces de ‘por el emperador’, no
había quien pudiera con ellos.
P.- España fue el primer país en plantarle frente y en
conseguir una victoria.
R.- Claro, hasta el mismo zar de Rusia, viendo que en España
habían perdido, pensó en la posibilidad de ganarles. Fue una
noticia radical en esa época. Napoleón tuvo en España hasta
300.000 hombres, porque no nos dejábamos. Y encima la
guerrilla y encima los pueblos volcados con los soldados.
Nosotros no teníamos muy claro lo que queríamos, pero sí,
que no queríamos a los franceses aquí.
P.- ¿Cuáles fueron las claves para que se decantara la
batalla del lado español?
R.- En un ambiente generalizado de toda Europa contra
Napoleón él creía que venía aquí a salvarnos. Se encontró
con un Ejército muy bravo. Los guerrilleros mantuvieron las
líneas de comunicación cortadas, consiguieron bajarles la
moral muchísimo.
P.- En esa batalla participó el regimiento de artillería
de Ceuta.
R.- El batallón de Ceuta fue uno de los que se quedó en el
camino de Bailén, contra el que chocaban continuamente los
franceses. Imagínate en Jaén, un 19 de julio, con un calor
asfixiante y con las comunicaciones cortadas. El pueblo de
Bailén, de sólo 500 habitantes, se volcó con los españoles,
les ofrecían agua, no únicamente para beber, sino para
evitar que los cañones se fundieran. También curaba a los
heridos. Lo que no sabe la gente es que a los meses Napoleón
volvió para tomar venganza con sus mejores hombres y cuando
pasó por Bailén los dejó planchados y se demostró la fuerza
de su Ejército.
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