El pasado jueves 22 de mayo y a
iniciativa del Centro Cultural Lerchundi, con el inestimable
patrocinio del Consulado General de España en Tetuán, la
antigua iglesia de Río Martín acogió un apasionado encuentro
sobre el “Diálogo de Culturas. Libertad y Derechos Humanos:
la respuesta de las religiones abrahámicas”, acto reseñado
amable y ampliamente por la revista “Ceuta Siglo XXI” en su
último número recientemente editado y que les sugiero.
Como advertía premonitoriamente el teólogo católico Hans
Küng hace ahora diez años en Estambul (Turquía), “Lo que
nuestro tiempo necesita es, sobre todo, gente que tienda
puentes. Una religión, en cualquier caso, que no separe y
divida, sino una religión que una y reconcilie”. Voy a hacer
un acto de fe y entender que el 22 de mayo en Martil todos
los ponentes (Monseñor Agrelo, Arzobispo de Tánger, el
Delegado de Asuntos Islámicos para Tánger-Tetuán, Mohamed
M´Rabet, el Director del Museo Judío de Casablanca, Simón
Levy y el miembro de la ejecutiva del MUR, Movimiento
Unicidad y Reforma, Abdeslam Balaji, así cómo el historiador
Azzuz Hakim) expusieron sin ambages y con limpieza de
corazón sus postulados para un diálogo sincero y fértil… aun
a sabiendas de que pudiera estar excediéndome en mi
entusiasmo.
En todo caso y en cuanto al encuentro de Martil respecta fue
la primera vez que el Estado marroquí hizo acto directo de
presencia en este foro, lo que es de agradecer en cuanto a
su significado; también y personalmente me he sentido
gratificado por la acogida de los ponentes a esta iniciativa
que les planteé y a la que respondieron generosamente. Fue
ya un éxito juntar en la misma mesa tal variedad de
sensibilidades personales. Sin duda hubo diferencias de
calado, escollos notables, así como equívocos silencios
respecto al sentido de los derechos humanos si bien,
obviamente, tanto el terrorismo genérico como el de matriz
religiosa fueron rotundamente condenados por todos los
asistentes. ¿Mi objetivo? Intentar limar el choque de
civilizaciones en ciernes a través de una exégesis religiosa
compartida, como ya advertía en 1982 durante un curso en la
Universidad de Tubinga, Alemania, el citado profesor Küng:
“No habrá paz entre las naciones sin paz entre las
religiones. No habrá paz entre las religiones sin diálogo
entre las religiones. No habrá diálogo entre las religiones
si no se investigan los fundamentos de las religiones”.
¿Conclusiones del encuentro de Martil?. Aunque mucho se ha
callado hemos dado un paso hacia delante comenzando un
diálogo que, a mi juicio, debería continuarse
oficializándose con un grupo de trabajo ‘ad hoc’ seguido de
un calendario mínimo de encuentros. Permita en todo caso el
lector a este agnóstico trascendente (aunque mi pierna
izquierda, bribona, es de lo más golfa la derecha tiene
cierta vena mística) rematar esta columna con una cita de
Isaías (765-725 a.d.EC) cuya obra, inspirada por Dios para
los creyentes judíos y cristianos, adviértase es “un largo
trabajo de composición cuyas etapas son difíciles de
establecer en su totalidad” (Biblia de Jerusalén): Según el
profeta hebreo, “Forjarán de sus espadas azadones y de sus
lanzas podaderas. No levantará espada nación contra nación,
ni se ejercitarán más en la guerra”. (Isaías 2, 4). Así sea.
Amén.
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