El viento de poniente cimbreó más aún las capas de los
regulares. El acto comenzó pronto, señal de las ganas que
tenía el coronel José Acevedo Espejo de referirse al tábor
al completo, “es la primera vez que los tengo a todos
formando y no quiero dejar escapar la oportunidad de
felicitar el trabajo que han hecho, tanto los que han ido a
Kosovo, como los que se han quedado aquí”. Quizá ese trabajo
fuera el resultado de las medallas impuestas ayer por la
constancia militar a un buen número de personal de la
plantilla de la unidad de regulares más antigua y la que
posee más distinciones; la bandera nacional posee en su
terminación un penacho de corbatines que la hace más pesada
aún.
Un total de ocho personas iban a recibir ayer la distinción
de ser regular de honor. Finalmente la viuda del teniente
Fernando Sanz Flores no lo pudo recoger y ese número se
quedó en siete: el general de división José Luis Callejo
Arranz; el teniente coronel de intendencia Jesús María
Soriano; el comandante de la Guardia Civil Andrés López; el
capitán interventor Jesús García; el capitán páter (venido
desde Intxaurrondo, San Sebastián) Julián Esteban Serrano;
el cabo mayor José Carlos Antunes; y el cabo Yussef Mohamed,
chófer del coronel Acevedo durante la estancia de éste en
Kosovo. Acevedo dijo que la unidad ya prepara el 97
aniversario de la fundación de Regulares y que permite mirar
ya al centenario.
La corona de laureles en honor a los que dieron su vida por
España fue entregada por los nietos del teniente coronel
Ayuso, primer sustituto del fundador de la unidad de
Regulares 3, González Tablas.
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