La idea del traslado del Mercado Central de Abastos a la
Manzana del Revellín, que hasta ahora defendía el Gobierno
de la Ciudad, puede tener sus días contados. El Ejecutivo y
la propiedad no llegan a un acuerdo definitivo en el precio
del edificio en cuyos bajos se instalaría el nuevo centro de
abastos de Ceuta. La decisión se tomará en el consejo de
Gobierno del martes donde el propio Vivas o el consejero
Márquez trasladarán el actual escenario después de las
diferentes reuniones que ha mantenido con los representantes
de la sociedad Manzana del Revellín y que no han tenido, a
priori, el fruto deseado.
Así es, el Consejo de Gobierno de este próximo martes
decidirá si, atendiendo a la actual situación generada, es
posible o no afrontar el traslado del mercado central a la
Manzana del Revellín.
Pero ¿cuál es la situación generada?. Hay que retroceder
algunos meses para recordar que el Gobierno local pretendía
el arrendamiento exclusivo de la zona que ocuparía el
mercado. Sin embargo, la propiedad planteó el alquiler de
todo el edificio. Sin caer en el desaliento [que ya
llegarían otros contratiempos más adelante] la permanente
intención del Ejecutivo de trasladar el mercado para
recuperar la Almina pudo sobre la primitiva idea.
Hasta ese momento los complicados estudios económicos, para
hallar salida financiera al espectacular movimiento del
traslado de todo un mercado, derruir posteriormente el
edificio, recuperar la Almina y soterrar el tráfico rodado
desde la calle Independencia “para ganar ciudad” y espacio
al ciudadano en el mismo centro de Ceuta, iban saliendo.
De hecho, se anunció la decisión de alquilar en un
justiprecio añadiendo una opción de compra atendiendo a la
consideración del Consejo Económico y Social. Así fue, según
precio previamente tasado por algunas de las empresas que le
han asesorado a la Ciudad, el coste de la compra alcanzaría
los 16’2 millones de euros.
Aún así, los estudios económicos y financieros aunque se
complicaban podían ser asumidos mediante operaciones
transversales con proyectos paralelos al del traslado del
propio mercado y recuperación del conjunto amurallado de la
Almina.
Con todo planificado, la Administración General del Estado
se descolgó “en el último minuto” recordando la propiedad
del solar donde está asentado el actual mercado. Un ‘golpe’
bajo que soportó el Gobierno con estoicidad que, cargado de
orgullo, mantuvo la bandera del traslado del mercado a la
manzana. Desde ese momento quedaba en manos de la
Administración General del Estado para llevar a cabo el
proyecto paralelo y prioritario [desde el punto de vista
financiero], es decir, el del soterramiento del tráfico
rodado por el centro de la ciudad con todo los elementos
añadidos [terminal subterránea de autobuses, plaza pública
en la superficie...].
El expediente sobre el traslado del mercado a la manzana,
que aún sigue abierto sometido a mejoras y a readaptaciones,
está a punto de cerrarse. El ‘tocho’ puede clausurarse sin
ninguna determinación final de reubicar el actual mercado
central de abastos en la manzana de Siza. Esto es algo que
dirimirá el Consejo de Gobierno del martes una vez conocidos
los detalles del actual escenario.
Todas las fluctuaciones sobrevenidas en relación a la
primitiva idea conceptuada en su actuación como casi un todo
[traslado, derrumbe de edificio, recuperación de la Almina,
soterramiento, reordenar el centro] ha ido en contra de las
posibilidades de un traslado del mercado asumible
financieramente hablando.
Crisis y precio a la baja
Pese a que cuando se tasó el edificio, ante la posibilidad
de la opción de compra, se había fijado un precio levemente
superior a los 16 millones de euros. La actual coyuntura de
crisis ha afectado también [pero a la baja] el coste del
bien que se intenta adquirir.
Ese es uno de los principales argumentos, junto con el de
las menores posibilidades de financiación, que se ha
planteado para ‘renegociar’ con la propiedad. De hecho los
encuentros entre los representantes del Ejecutivo y la
empresa son regulares en tanto en cuanto pueda dirimirse una
situación satisfactoria para los “intereses generales de la
Ciudad” [como siempre remarca Vivas].
La Ciudad ha ofrecido, a la propiedad de la Manzana, una
cuantía menor por la compra del edificio, pero no ha habido
entendimiento, por lo que las negociaciones se han frenado
en seco. La propiedad no está dispuesta a vender por menos y
el Ejecutivo de Vivas, por su parte, no puede asumir tanto,
ni está dispuesto a ofrecer más.
En cualquier caso, el Gobierno sigue intentando trasladar el
mercado a la manzana pero atendiendo a las posibilidades
financieras reales y con las estimaciones de un coste
razonable en función de un precio más justo.
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