La celebración, ayer, del Día
Mundial del Medio Ambiente, pasó prácticamente
desapercibida, por desgracia, en nuestra ciudad, que tan
ligado debe tener su futuro a la conservación de su
privilegiado patrimonio histórico y natural. Dos comunicados
del Club Juvenil del Centro UNESCO de Ceuta y de Juventudes
Socialistas fueron la única nota alusiva a esta jornada del
día, que también sirvió para la entrega del Premio Encina,
merecedisímo, al joyero Carlos Chocron.
Por pura coincidencia, Septem Nostra-Ecologistas en Acción
presentó también ayer sus alegaciones y sugerencias al vance
del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de la ciudad
autónoma, un texto trabajado y completo de cuyo contenido, a
la vista de la disposición al diálogo y la asunción de otros
puntos de vista demostradas por el consejero de Fomento,
Juan Manuel Doncel, sin duda podrá enriquecerse el texto
elaborado por Prointec.
Literalmente, el grupo conservacionista considera que “el
objetivo básico de la planificación urbanística debe ser la
tutela de cuanto queda de valor, calidad y recursos que la
naturaleza y la historia otorgaron al territorio” de la
ciudad autónoma y apuesta porque “para ello se tienen que
establecer alternativas de salvaguardia para que los restos
más significativos del terreno queden sin edificar sine die,
definiendo el valor de lo no construido en el ámbito
urbano”.
A punto de vencer el plazo de exposición pública del PGOU,
que no es un proyecto meramente urbanístico, sino que en
sentido amplio debe considerarse como la regla sobre la que
medir el crecimiento de Ceuta en todos los sentidos, es el
momento de que todas las partes que se han implicado en el
debate alrededor del Plan se pongan de acuerdo en ese
principio básico: mucha o poca, según como se mire, la
riqueza patrimonial natural, histórica y cultural debe
preservarse ajustada a un crecimiento ordenado y sostenible.
Cualquier otra opción nos conducirá, antes o después, al
error.
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