El Gobierno de la Ciudad por
extensión, pero la Consejería de Fomento en particular tiene
muy claro que colaborará estrechamente con la Administración
General del Estado. Es evidente que lo que menos se necesita
ahora son enfrentamientos por asuntos competenciales.
Sabiendo eso sí, donde anda cada uno, es evidente que se
puede avanzar con el objetivo del tan cacareado bien
general. Lo interesante es comprobar que se puede hacer. Al
margen de las siglas políticas que determinan el espacio de
pensamiento da cada uno, la realidad es que la
responsabilidad ante el servicio público está muy por encima
de los intereses partidistas.
Y se empieza con buen pie, porque las palabras se convierten
en hechos consumados. El caso de los terrenos de Ybarrola
para la nueva Jefatura Superior de Policía se había
convertido en un espinoso asunto en el que la Consejería de
Fomento se veía involucrada ante la negativa del Patrimonio
de la Ciudad de ceder sin las debidas precauciones a adoptar
sobre el histórico chalet. Y se veía en medio porque se
había acordado la cesión de estos terrenos por la permuta
del edificio policial de San Juan de Dios.
Finalmente, la buena predisposición de la Delegación del
Gobierno, como mero intermediario, ha logrado por un lado
restar presión a Fomento admitiendo como buena la
posibilidad de disponer de otra parcela, colindante a la de
Ybarrola, y por otro desarrollar un nuevo proyecto de cara a
establecer la nueva Jefatura en unos terrenos probablemente
mejores que los que en un principio se barajaban.
En cualquier caso, la Ciudad Autónoma, a través de la
Consejería de Fomento cumplirá con el acuerdo de ceder
terreno para la construcción de la nueva Jefatura. De este
modo se demuestra que el entendimiento, cuando hay
predisposición, siempre es factible.
Hasta ahora conocíamos de la capacidad de diálogo y
colaboración institucional de Juan Vivas; a esta hay que
unir ya la de Fernández Chacón.
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