Vera usted, don Mariano, me trae
usted preocupado. Que conste que, esa preocupación, no sé
por qué razón la tengo pues, a mí, su problema o los
problemas del Partido Popular, ni me van ni me vienen.
Es más, con toda sinceridad, me importan tres pepinos. Y si,
ni me van ni me vienen y, además, me importan tres pepinos,
por qué le digo que estoy preocupado por usted. Creo que,
como decía la sabia de mí abuela, sigo siendo el defensor de
las causas perdidas. Y basta que todo el mundo se ponga
contra alguien, para que el menda se lance sin paracaídas a
defenderlo o al menos intentar asesorarle dentro de mis
escasas posibilidades.
Porque para poder ser asesor de alguien, en mí pueblo, es
condición indispensable, largar metralla contra el
presidente, todos los días y fiestas de guardar y, por
supuesto, no pertenecer al Partido Popular.
Lleva mucho ganado, para poder ocupar un puesto destacado en
su partido, en Ceuta, si, por un suponer, el opositor a
asesor o a ocupar un cargo importante dentro del gobierno de
la Ciudad, además de lo antes explicado ha pertenecido al
GIL. Las cosas como son, don Mariano.
Pero como no tengo solución, soy como soy, sesenta y seis
kilos en canal, me ha dado, vaya usted a saber por qué, por
prestarle mí asesoramiento, en estos momentos difíciles por
los que está pasando, donde algunos de su partido, nada más
verle, salen corriendo al grito de “su padre el último”.
Vera usted don Mariano, le llamo don Mariano porque no le
conozco de nada para apear el don delante de su nombre, la
educación es la educación. Usted se ha propuesto renovar su
partido y, naturalmente, se encuentra y se enfrenta a muchos
intereses creados, por todos aquellos que no quieren dejar
de ocupar el puesto que ocupan. Y, esos, le van a poner las
peras al cuarto. Así que ande, usted en esa renovación, con
mucho tacto hasta que tenga, de nuevo, la sartén por el
mango.
Por cierto, no cometa el error de ofrecerle puesto alguno,
para calmar a ciertas personas. La razón, de ello, es bien
sencilla, no sólo no lo aceptarán, sino que se sentirían
reforzadas en sus posturas.
Porque si algunos de esos que tanto hablan, contra usted,
tuvieran el valor suficiente de enfrentarse sin tapujos a su
liderazgo, deberían presentar en el próximo congreso, a
celebrar en Valencia, una lista alternativa a la suya. No se
preocupe, no lo harán. La sabia de mí abuela, solía decir
“perro ladrador, poco mordedor”. Y aquí, viendo como están
las cosas, usted podría añadir la celébre frase de “ladran
luego cabalgamos”
Ha hecho una jugada maestra, sobre ese tablero de la
renovación, fichar a Ruiz Gallardón que, sin lugar a dudas,
un día no muy lejano será el presidente de todos los
españoles porque arrastrará votos de la derecha y de la
izquierda.
El pueblo español, no quiere ir ni a un lado ni a otro, sólo
aspira a estar en el “centro” de la balanza que dirija la
política española. Y en esa aspiración es donde entrará a
jugar el alcalde de Madrid.
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