Juan Luis nuestro que estás en todos los sitios, santifica
el pecado en tu nombre, ven a nosotros tu reino y hágase tu
santa voluntad, así en Comisiones, como en PSPC o en FP, el
dardo nuestro de cada jueves, dánosle hoy. Perdona por
molestarte, así como los demás perdonamos cuando tú nos
molestas, no nos dejes caer en la tentación de vomitar y
líbranos de tí, por fin.
En los últimos meses; sobre todo en las últimas semanas y
escondido en varias siglas [en eso es un experto], Juan Luis
Aróstegui viene protagonizando una escalada de insultos
contra el actual consejero de Hacienda, Francisco Márquez de
la Rubia, fundamentada exclusivamente por la concesión a una
constructora distinta a la de CCOO de las obras que se
llevan a cabo para dotar de viviendas de protección a Huerta
Téllez.
Acostumbrado a hacer de su capa un sayo y medrar
permanentemente, no puede soportar que un político le haya
frenado en seco sus aspiraciones de establecerse en el
machito de la supuesta influencia que le otorga el que se
autodenomina, con muy poca vergüenza, primer periódico de la
ciudad.
Aróstegui, quien critica la supuesta mala memoria histórica
del Gobierno de la Ciudad, es incapaz de callarse, si quiera
por dignidad, en la creencia de que el único con memoria
histórica en Ceuta es él.
Este pro hombre disfrazado de rojo romántico, unas veces, y
de defensor de concretos empresarios acicalado con la
armadura de Comisiones Obreras, tiene la plena convicción de
ser el eterno ‘pepito grillo’ que tanto le criticaron los
que desde sus filas del PSPC, a finales de los 80, afirmaban
que ya dentro de su propia estructura pontificaba sobre cómo
torear pero sin saltar a la arena. Aróstegui es de esos que
afirman: ‘haced lo que os digo, pero no lo que hago’. Suyas
fueron varias de las perlas envenenadas dejadas en su época
de gestor político [nada menos que concejal de Hacienda] que
le supusieron a las arcas del Ayuntamiento cuantiosas
pérdidas. El ‘compañero’ Juan Luis, que tanto defiende la
limpieza de la tarea de la administración, vendió
curiosamente desde el Ayuntamiento y a precio de saldo
centenares de metros cuadrados ubicados en la Gran Vía. Por
su malísima gestión, el Ayuntamiento tuvo que abonar un
‘pufo’ de miles de millones a la empresa llamada ‘Ciudad
Limpia’. Fue el iniciador de los problemas de la Manzana del
Revellín al ‘vender’, desde su responsabilidad en la
administración municipal, los subterráneos del solar de la
susodicha Manzana.
Pero, siempre en el machito, se supo ganar los favores de
quienes a principios de los 90 ejercían de dominadores
mediáticos en Ceuta. Aróstegui paso de, literalmente,
mofarse de Rafa Montero [desde su bancada municipal cuando
el ‘empresario’ entró en el juego de la política para
establecer bases de seguridad para su medio] a ser un fiel
escudero. Ya lo era, y aun sigue siéndolo de Bolorino por
ser su descubridor pese a la turbulencia personal de ese
Aróstegui de los inicios de los 80.
Aróstegui, haciendo uso y abuso de su posición tanto en un
partido localista, permanente pinza política durante una
década y rechazado en los últimos diez años por la sociedad
ceutí que no le otorga representación municipal, como en el
sindicato Comisiones Obreras al que tiene secuestrado desde
hace más de dos lustros, participó activamente como adalid
del lobby empresarial que rechazaba la llegada de una gran
superficie comercial [Continente]. Aróstegui hizo piña
entonces con esos empresarios que lograron, gracias entre
otros, a los favores del ‘compañero’ de Comisiones, aburrir
a la compañía [cosa que se logró] para dar paso más tarde a
las empresas que este grupo ya tenía ideado.
La permanente demagogia empleada por quien se ha convertido
en un profesional de la barrera [no le gusta enfrentarse
cara a cara en la arena] logra confundir al personal en aras
a componer un ambiente favorable a sus exclusivos intereses.
Del uso del poder sindical ya conocen en las distintas mesas
de contrataciones de la administración local. Alguien podrá
desvelar algún día cómo se utiliza ese ‘poder’ para
influenciar en según que contrataciones para afines. EL
PUEBLO lo dejó retratado en una de sus últimas aventuras, lo
que le cabreó considerablemente. Él tan acostumbrado a hacer
y deshacer contando con el beneplácito permanente de sus
padrinos mediáticos quienes lo utilizan como saeta cuando
les vienen mal dadas las situaciones. Una orden basta para
disparar sindicalmente contra la empresa que no le ría las
gracias al autodenominado primer periódico de la ciudad.
Pero para comprobar la radicalidad y mostrar que realmente
Ceuta le importa una perfecta mierda, desde su organización
que mantiene secuestrada ha remitido una misiva a la
ministra de la Vivienda denunciando prácticas delictivas en
la gestión del suelo público, claro que no le explicó en la
envenenada carta que la constructora VITRA de CCOO perdió el
concurso de adjudicación en Huerta Téllez y ese es el
verdadero motivo del vómito permanente de un Aróstegui
dolido por haber quedado como un don nadie ante los
directivos de la empresa constructora del sindicato ¿A qué
altura quedó su supuesta influencia?. Esto lo tiene
realmente jodido y es por ello por lo que arremete sin mirar
siquiera que de sus actuaciones se derivan repercusiones
negativas para Ceuta. ¿Qué pensará la ministra?. Menos mal
que en el PSOE aún hay quienes habrán advertido a don José
del personaje que está hecho el ‘compañero Juan Luis’.
Es bueno que se cabree, y hasta que en su estupidez sin
medida, haya logrado hasta que el medio de sus dardos
plumeros de los jueves le de la espalda concediendo a
Márquez una réplica sin discusión. En cualquier caso, ese
autocalificado ‘primer periódico de la ciudad’ es un experto
en provocar lluvias tormentosas y más tarde aparecer con
parágüas. Es decir que en su práctica habitual, primero
fomenta el incendio y luego enseña la manguera para
apagarlo. Allá cada cual. Lo increíble es que el Gobierno
Local no haya acudido, sin perder un minuto, a los
tribunales después de las acusaciones directas de clara
actitud delictiva de la administración autonómica. Hay veces
que determinadas situaciones no deben dejarse pasar. Una
cosa es el talante y otra es callar ante semejante afrenta.
Entre otras cosas porque el que calla otorga, así que la
única salida es la de sentarlo en el banquillo para que
demuestre ante un juez lo que se ha atrevido a afirmar sin
pruebas.
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