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OPINIÓN - DOMINGO, 1 DE JUNIO DE 2008

 
OPINIÓN

Juan Luis Aróstegui, el pontífice

Por Antonio Gómez


Juan Luis nuestro que estás en todos los sitios, santifica el pecado en tu nombre, ven a nosotros tu reino y hágase tu santa voluntad, así en Comisiones, como en PSPC o en FP, el dardo nuestro de cada jueves, dánosle hoy. Perdona por molestarte, así como los demás perdonamos cuando tú nos molestas, no nos dejes caer en la tentación de vomitar y líbranos de tí, por fin.

En los últimos meses; sobre todo en las últimas semanas y escondido en varias siglas [en eso es un experto], Juan Luis Aróstegui viene protagonizando una escalada de insultos contra el actual consejero de Hacienda, Francisco Márquez de la Rubia, fundamentada exclusivamente por la concesión a una constructora distinta a la de CCOO de las obras que se llevan a cabo para dotar de viviendas de protección a Huerta Téllez.

Acostumbrado a hacer de su capa un sayo y medrar permanentemente, no puede soportar que un político le haya frenado en seco sus aspiraciones de establecerse en el machito de la supuesta influencia que le otorga el que se autodenomina, con muy poca vergüenza, primer periódico de la ciudad.

Aróstegui, quien critica la supuesta mala memoria histórica del Gobierno de la Ciudad, es incapaz de callarse, si quiera por dignidad, en la creencia de que el único con memoria histórica en Ceuta es él.

Este pro hombre disfrazado de rojo romántico, unas veces, y de defensor de concretos empresarios acicalado con la armadura de Comisiones Obreras, tiene la plena convicción de ser el eterno ‘pepito grillo’ que tanto le criticaron los que desde sus filas del PSPC, a finales de los 80, afirmaban que ya dentro de su propia estructura pontificaba sobre cómo torear pero sin saltar a la arena. Aróstegui es de esos que afirman: ‘haced lo que os digo, pero no lo que hago’. Suyas fueron varias de las perlas envenenadas dejadas en su época de gestor político [nada menos que concejal de Hacienda] que le supusieron a las arcas del Ayuntamiento cuantiosas pérdidas. El ‘compañero’ Juan Luis, que tanto defiende la limpieza de la tarea de la administración, vendió curiosamente desde el Ayuntamiento y a precio de saldo centenares de metros cuadrados ubicados en la Gran Vía. Por su malísima gestión, el Ayuntamiento tuvo que abonar un ‘pufo’ de miles de millones a la empresa llamada ‘Ciudad Limpia’. Fue el iniciador de los problemas de la Manzana del Revellín al ‘vender’, desde su responsabilidad en la administración municipal, los subterráneos del solar de la susodicha Manzana.

Pero, siempre en el machito, se supo ganar los favores de quienes a principios de los 90 ejercían de dominadores mediáticos en Ceuta. Aróstegui paso de, literalmente, mofarse de Rafa Montero [desde su bancada municipal cuando el ‘empresario’ entró en el juego de la política para establecer bases de seguridad para su medio] a ser un fiel escudero. Ya lo era, y aun sigue siéndolo de Bolorino por ser su descubridor pese a la turbulencia personal de ese Aróstegui de los inicios de los 80.

Aróstegui, haciendo uso y abuso de su posición tanto en un partido localista, permanente pinza política durante una década y rechazado en los últimos diez años por la sociedad ceutí que no le otorga representación municipal, como en el sindicato Comisiones Obreras al que tiene secuestrado desde hace más de dos lustros, participó activamente como adalid del lobby empresarial que rechazaba la llegada de una gran superficie comercial [Continente]. Aróstegui hizo piña entonces con esos empresarios que lograron, gracias entre otros, a los favores del ‘compañero’ de Comisiones, aburrir a la compañía [cosa que se logró] para dar paso más tarde a las empresas que este grupo ya tenía ideado.

La permanente demagogia empleada por quien se ha convertido en un profesional de la barrera [no le gusta enfrentarse cara a cara en la arena] logra confundir al personal en aras a componer un ambiente favorable a sus exclusivos intereses. Del uso del poder sindical ya conocen en las distintas mesas de contrataciones de la administración local. Alguien podrá desvelar algún día cómo se utiliza ese ‘poder’ para influenciar en según que contrataciones para afines. EL PUEBLO lo dejó retratado en una de sus últimas aventuras, lo que le cabreó considerablemente. Él tan acostumbrado a hacer y deshacer contando con el beneplácito permanente de sus padrinos mediáticos quienes lo utilizan como saeta cuando les vienen mal dadas las situaciones. Una orden basta para disparar sindicalmente contra la empresa que no le ría las gracias al autodenominado primer periódico de la ciudad.

Pero para comprobar la radicalidad y mostrar que realmente Ceuta le importa una perfecta mierda, desde su organización que mantiene secuestrada ha remitido una misiva a la ministra de la Vivienda denunciando prácticas delictivas en la gestión del suelo público, claro que no le explicó en la envenenada carta que la constructora VITRA de CCOO perdió el concurso de adjudicación en Huerta Téllez y ese es el verdadero motivo del vómito permanente de un Aróstegui dolido por haber quedado como un don nadie ante los directivos de la empresa constructora del sindicato ¿A qué altura quedó su supuesta influencia?. Esto lo tiene realmente jodido y es por ello por lo que arremete sin mirar siquiera que de sus actuaciones se derivan repercusiones negativas para Ceuta. ¿Qué pensará la ministra?. Menos mal que en el PSOE aún hay quienes habrán advertido a don José del personaje que está hecho el ‘compañero Juan Luis’.

Es bueno que se cabree, y hasta que en su estupidez sin medida, haya logrado hasta que el medio de sus dardos plumeros de los jueves le de la espalda concediendo a Márquez una réplica sin discusión. En cualquier caso, ese autocalificado ‘primer periódico de la ciudad’ es un experto en provocar lluvias tormentosas y más tarde aparecer con parágüas. Es decir que en su práctica habitual, primero fomenta el incendio y luego enseña la manguera para apagarlo. Allá cada cual. Lo increíble es que el Gobierno Local no haya acudido, sin perder un minuto, a los tribunales después de las acusaciones directas de clara actitud delictiva de la administración autonómica. Hay veces que determinadas situaciones no deben dejarse pasar. Una cosa es el talante y otra es callar ante semejante afrenta. Entre otras cosas porque el que calla otorga, así que la única salida es la de sentarlo en el banquillo para que demuestre ante un juez lo que se ha atrevido a afirmar sin pruebas.
 

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