Estoy tomando el té moruno, ya es
como una adicción, en uno de los bares de la Gran Vía (según
los técnicos municipales de la Ciudad ya no es la Gran Vía
sino una avenida con un nombre demasiado largo) y teniendo a
mi alrededor varias personas que no tienen el catolicismo en
sus mientes. Son gente sencilla, humana, de trato afable. Me
gustan.
Eso que escribo significa que no tengo ni me dan miedo. Me
refiero a los ciudadanos del país vecino. Son gente como
nosotros, con todas sus virtudes y defectos.
El miedo está en las palabras de nuestros políticos
mandamases, en éste caso los de Melilla, que tratan de
inculcarlo al ciudadano local con expresiones y
declaraciones fuera de contexto social que pueden implicar
cierto grado de alarma social.
El presidente de Melilla, de la Ciudad Autónoma de Melilla,
comete un error garrafal al manifestar, de manera
institucional al hacerlo en un Pleno de Control, que un
ciudadano ex ministro de lo que sea haya opinado que
Marruecos no quiere que Ceuta y Melilla sean Comunidades
Autónomas y que por ello, el Gobierno de la Nación lo acata.
Que Marruecos no quiera que Ceuta y Melilla sean Comunidades
Autónomas es lo de menos, de hecho ni siquiera quiere que
sean españolas, pero de ahí a decir que un Gobierno pliegue
las orejas hacia atrás y se esconda el rabo entre las
piernas por imperativo de otro Gobierno, éste extranjero… es
una falta de ética enorme.
¿Han presentado la propuesta de Comunidad Autónoma? ¿Han
cumplimentado los Estatutos y presentados al registro
correspondiente? ¿Han recibido devolución de Estatutos y
negativa oficial al reconocimiento de Comunidad Autónoma?
No, nada de eso han hecho ni recibido.
Especulaciones van y especulaciones vienen, ese no es el
camino de servir al país, ni mucho menos a las Ciudades
Autónomas.
Esa declaración institucional, del presidente melillense,
suelta un tufo apestoso a partidismo declarado.
Al menos aquí en Ceuta es el propio gobierno local el que da
largas a la transformación de la Ciudad en Comunidad
Autónoma. Sacan y meten del cajón de los olvidos el borrador
de Estatutos.
Si bien nuestra Constitución especifica en su Título VIII,
capítulo primero, artículo 137 que el Estado se organiza
territorialmente en municipios, en provincias y en las
Comunidades Autónomas que se constituyan… ¿Dónde indica la
existencia de Ciudades Autónomas?
En el capítulo tercero, artículo 143, punto 1, menciona el
derecho a la autonomía reconocido por el artículo 2 de la
Constitución, las provincias limítrofes con características
históricas, culturales y económicas comunes, los territorios
insulares y las provincias con entidad regional histórica
podrán acceder a su autogobierno y constituirse en
Comunidades Autónomas con arreglo a lo previsto en este
Título y en los respectivos Estatutos. ¿Dónde indica ese
derecho para ciudades extrapeninsulares no insulares?
Ello se remedia con el artículo 144 que dicta: Las Cortes
Generales, mediante Ley orgánica, podrán, por motivos de
interés nacional:
a) Autorizar la Constitución de una Comunidad Autónoma
cuando su ámbito territorial no supere el de una provincia y
no reúna las condiciones del apartado 1 del artículo 143.
b) Autorizar o acordar, en su caso, un Estatuto de autonomía
para territorios que no estén integrados en la organización
provincial.
c) Sustituir la iniciativa de las Corporaciones locales a
que se refiere el apartado 2 del artículo 143.
Entonces, ¿a qué esperan los presidentes de las Ciudades
Autónomas? Suponiendo que exista esa Ley Orgánica que lo
permita.
En fin. El que no quiere una cosa, siempre encuentra falsas
explicaciones.
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