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OPINIÓN - DOMINGO, 1 DE JUNIO DE 2008

 
OPINIÓN / EDITORIAL

Justicia y realidad

Las últimas sentencias del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) sobre los criterios a aplicar a la hora de escolarizar a los niños han puesto de manifiesto que no es su lentitud lo único que hay que arreglar en los tribunales españoles. Sin entrar a valorar los argumentos jurídicos de sus resoluciones, que hacen prevalecer el derecho de los padres a elegir el centro que desean para sus hijos sin pararse siquiera a mirar los criterios de baremación que suelen utilizar las administraciones es simplemente inaplicable. ¿Cómo se puede llevar ese auto a la práctica si, por ejemplo, todos los padres de la ciudad autónoma decidiesen hacer valer ante los tribunales su derecho a que sus descendientes estudien en el colegio de los Agustinos? De ninguna manera. La decisión de los magistrados viene, además, a embarullar aún más un tema para que tampoco parece que se pueda encontrar una solución lógica y coherente, conflicto que está haciendo aflorar miles de triquiñuelas: el de quien defiende que sus hijos pueden correr peligro por su profesión si acuden a determinados colegios; el de quien utiliza sus contactos para presionar a las autoridades competentes; el de quien cuenta con la complicidad de un centro concertado para recibir puntos de cualquier manera (no importa que uno no tenga hermanos pues, con los contactos adecuados, se le pueden adjudicar de tapadillo)... Además, este caso acarrea un agravante más: la Junta ha puesto en tela de juicio la independencia de la Sala que ha dictado la controvertida sentencia sobre los procesos de escolarización recordando que esa misma fue la que dictó en su momento varias sentencias contra la asignatura de Educación para la Ciudadanía. Es necesario que, por acuerdo interno de unificación de criterios (porque además en este caso el tribunal una cosa y lo contrario, como con los empadronamientos de extranjeros en Ceuta), como propone el presidente del TSJA, o por cualquier otra vía el Poder Judicial abra un proceso de reflexión para acercarse a la ciudadanía y a su realidad y recobrar credibilidad, como pidió Garzón hace días.
 

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