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OPINIÓN - SÁBADO, 31 DE MAYO DE 2008

 

OPINIÓN / EL OASIS

Las cartas de Aróstegui
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Está demostrado que las personas que coparon los mejores cargos cuando el GIL, aunque no se puedan ver ni en pintura, llegado el momento se buscan para contarse sus obsesiones, sus problemas, sus penas, y, cómo no, las persecuciones a las que se ven sometidas. En una palabra, cuando están bajas de moral o se necesitan, suelen ayudarse entre ellas.

Es lo que ha hecho Francisco Márquez de la Rubia, consejero de Hacienda y presidente del consejo de Administración de Emvicesa, recurriendo a un periodista con el cual compartió los ideales de Jesús Gil, que en el cielo esté, para poner al indecible Juan Luis Aróstegui como digan dueñas. En román paladino: Márquez le ha dicho impropios al secretario general de Comisiones Obreras, en un medio que hasta ayer mismo, éste lo tenía como cortijo de su propiedad y hacía y deshacía a su antojo en él. Qué habrá cambiado en el cortijo, me pregunto yo, para que, en un amén, nos hayamos enterado de que Aróstegui escribe cartas a los ministros para decirles que no se confíen lo más mínimo cuando hablen con los gobernantes populares de Ceuta.

La última carta enviada por Aróstegui, según cuenta Márquez, ha sido a la ministra de la Vivienda, Beatriz Corredor. A fin de que ésta no se fíe del diputado ceutí, en lo tocante a cesiones de solares, porque éste tiene la mala costumbre de especular con ellos. O lo que es lo igual: le acusa de traficar con terrenos públicos, de lucrarse, de negociar, de monopolizar, de encarecerlos...

La carta denunciada por el consejero de Hacienda y presidente del Consejo de Administración de Emvicesa, si es verdad que existe, y uno no tiene por qué dudarlo, demuestra que Aróstegui no es trigo limpio. Algo que hemos dicho en este espacio hasta la saciedad. Mientras que él se dedicaba a darnos lecciones de moral desde un ‘Dardo de los Jueves’ que es el santo y seña de ese periódico donde presumen, de que otra cosa podrían presumir, de tener más años que Matusalén.

Francisco Márquez, que dice haber sufrido en silencio una persecución sañuda por parte de Aróstegui, alias ‘El iluminado’, durante dos largos años, le cuenta a quien fuera otro destacado dirigente del Gil, periodista él, que tanta crueldad se debe a que el secretario general de CCOO quería a toda costa que se le adjudicara suelo para la cooperativa que maneja éste. Suelo público de la Huerta Téllez. Y lo quería, por cojones... Vamos, aunque los técnicos que intervinieron en el proceso de licitación dijeran que otros concursantes estaban en mejor situación.

Y por cojones, ateniéndonos a lo que ha largado Márquez, significa hacer valer la ley del miedo. Basada no sólo en ponerle trabas a todos los proyectos del Gobierno, sino también confiando Aróstegui en que ese miedo sería doble si los diputados se sintieran amenazados con ver en cualquier momento aireados sus trapos sucios. Algo natural entre quienes se ven obligados en ocasiones a bordear el fuera de juego de la legalidad.

Pero cuando menos lo esperaba Aróstegui, también conocido por el asustaviejas, Márquez, tras encomendarse a todos los santos, ha salido a la palestra con furia y la lengua desatada. Tan desatada como para manifestar que Aróstegui tiene montado un negocio, amparado en la secretaría de un sindicato noble. Cómo esta el patio. Y cómo deben estar en ese medio para contarlo.
 

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