A veces, no en muchas ocasiones,
uno se lleva la satisfacción de saber que no está sólo en
determinadas opiniones. Ese ha sido el caso de cuanto
escribimos a favor del Chikilicuatre y su actuación en el
Festival de Eurovisión.
El maestro Raúl del Pozo, en un magnifico artículo, como
todos los suyos, ha venido decir, más o menos, por supuesto
mucho mejor escrito que el mío, lo mismo que hemos dicho
sobre la actuación de este actor humorista metido, por
circunstancias, a cantante representando a España en el
Festival de Eurovisión.
Nuestras opiniones han sido de defensa a Rodolfo, que es el
auténtico nombre del actor humorista, frente a todos
aquellos que menos bonito le han dicho de todo, llegando
incluso al insulto llamándole payaso y mamarracho que había
llevado a España a hacer el mayor de los ridículos.
Todos estos no han sabido entender y mucho menos acertar,
las causas por las que TVE ha enviado, a Rodolfo, a
representar a España en este Festival de Eurovisión. Quizás,
por qué no decirlo, los únicos que lo hemos entendido haya
sido el maestro Raúl del Pozo y yo. El resto cegado por
atacar a TVE, El Terrat y Buenafuente, no han entendido nada
de nada.
No es, ni supone insulto alguno, llamar a alguien payaso. El
payaso es, dentro de todos los que componemos la Humanidad,
el alma limpia y transparente, el peluche con el que juegan
niños y mayores, haciéndolo con sumo cuidado no se vaya a
romper y nos quedemos sin el juguete más querido. Ese
juguete que es capaz de sacarnos una sonrisa con un simple
movimiento, haciéndonos vivir momentos de autentica
felicidad. Es el juguete que sale a la pista de un circo
que, con su ignorancia e inocencia cala, profundamente, en
los corazones de pequeños y mayores.
Mamarracho no es, precisamente, Rodolfo o si ustedes lo
prefieren el “Chikilicuatre”. Mamarrachos son aquellos
presentadores que actúan en algunos programas de moderadores
y se permiten el lujo opinar e intervenir, cunado lo creen
conveniente, sobre los asuntos que se están tratando.
Y eso sí, cada opinión que emiten estos mamarrachos o
intervenciones que tienen, siempre, están orientadas a
defender aquello hacia donde les inclinan sus ideas. Estos
mamarrachos cometen una falta de ética profesional al
menospreciar, con esas opiniones e intervenciones que no son
sus cometidos, a los restantes contertulios de ideas
diferentes.
El Chikilicuatre y su canción quisieron poner y, por
supuesto, lo consiguieron, una nota de humor español en un
Festival de escasa categoría en el que no merece la pena
participar. Nadie se río de España, ni el Chikilicuatre hizo
con su actuación el ridículo. Lo único que hizo el actor
metido a cantante es reírse de Europa y hacerla bailar al
compás que le marcaba con su canción.
Y algo más, cantó el Chikilicuatre y en su actuación se
consiguió el minuto de oro con más de catorce millones de
espectadores. Y no olviden que, en todas las ferias de los
distintos pueblos de España, se cantará el “perrea, perrea”.
Gracias maestro por coincidir conmigo.
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