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OPINIÓN - VIERNES, 30 DE MAYO DE 2008

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

El final de un ciclo
 


Jesús Carretero
jesuscarretero@elpueblodeceuta.com

 

Es lo que hay, precisamente, con la conclusión del Bachillerato por parte de los alumnos, cuando hoy además de final de mes, y además de haber recibido su banda de final de segundo curso, se dan cuenta de que atrás ha quedado una larga estancia, seis cursos en el instituto para pasar ya a otros estudios superiores.

Cuando llegaron al instituto eran unos chavalines. Aquí han ido creciendo, aquí se han ido formando y hoy ya pueden decir que tienen la base de su formación, para enfocar su carrera y su vida, por donde más les agrade.

La fiesta de hoy es bonita, esa cena tras habérseles impuesto las bandas es, al mismo tiempo, una despedida y un volver a empezar. Una despedida a lo que fue su casa, a lo que fue el lugar en el que pasaron ratos desagradables con los exámenes, pero días muy agradables por el ambiente en el que los estudiantes se mueven a esa edad.

Lo otro, lo que venga después, será muy diferente. A partir de ahora cada paso será un empujón más a lo que se quiere ser, y cada traspiés será un obstáculo que puede significar mucho en sus aspiraciones.

Los estudiantes que hoy dicen adiós al instituto, a partir de ahora tendrán como meta inmediata la conclusión de otros estudios, pero esa meta es, únicamente, el otro paso que necesitan para hacer, de verdad, su vida.

En la entrega de bandas, hoy, más de un padre y especialmente algunas madres, dejan correr un par de lágrimas. No se lo creen. Su niño de hace poco tiempo, ese niño que llegó aquí a hacer la ESO es, está a punto de ser, universitario, eso que ellos no pudieron ser, porque aquellos años eran más complicados, eso que sus abuelos ni lo podían soñar, porque entonces lo primero que había que hacer era trabajar, para llevar algo más a la casa.

Los años no han pasado en balde, la situación de la sociedad, aunque nos seguimos quejando por lo mal que está la economía, ha dado un giro tan grande que toda comparación con los años 50, 60 o, incluso, 70 es irrealizable.

Hoy, nadie lo duda, hay problemas, muchos. Hoy hay carencias, muchísimas, pero si uno vuelve la vista hacia atrás, eso que nosotros llamamos carencias, sería vivir en la opulencia en aquellos años pasados. En definitiva, no hay posible comparación, lo miremos como lo miremos.

Con todo, después de tanto ambiente festivo, después de tanta alegría, después de tanta ilusión por esa banda o por esa orla que colocarán donde más se vea en casa, lo que más de uno se tiene que preguntar es ¿Y a donde voy yo ahora?. Porque el ambiente estudiantil es muy agradable, todo lo que se ve desde fuera es muy atractivo, pero ¿Cómo superar eso y luego hacerte un hueco entre tanta competencia?.

Ahí está el quid de la cuestión, hay todo, o hay de todo, pero para todos y por tanto los que saldrán mejor parados serán los mejores. El mejor arquitecto será el que tenga los mejores proyectos, los del montón tendrán que ir recogiendo aquello que vaya quedando, si es que queda algo.

Por eso decíamos antes que nos encontrábamos ante un final para que llegue un principio, un acabar aquí para empezar en otra parte, y una despedida para entrar en un terreno en el que comenzamos con lo desconocido. Os deseo mucha suerte a todos.
 

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