Es lo que hay, precisamente, con
la conclusión del Bachillerato por parte de los alumnos,
cuando hoy además de final de mes, y además de haber
recibido su banda de final de segundo curso, se dan cuenta
de que atrás ha quedado una larga estancia, seis cursos en
el instituto para pasar ya a otros estudios superiores.
Cuando llegaron al instituto eran unos chavalines. Aquí han
ido creciendo, aquí se han ido formando y hoy ya pueden
decir que tienen la base de su formación, para enfocar su
carrera y su vida, por donde más les agrade.
La fiesta de hoy es bonita, esa cena tras habérseles
impuesto las bandas es, al mismo tiempo, una despedida y un
volver a empezar. Una despedida a lo que fue su casa, a lo
que fue el lugar en el que pasaron ratos desagradables con
los exámenes, pero días muy agradables por el ambiente en el
que los estudiantes se mueven a esa edad.
Lo otro, lo que venga después, será muy diferente. A partir
de ahora cada paso será un empujón más a lo que se quiere
ser, y cada traspiés será un obstáculo que puede significar
mucho en sus aspiraciones.
Los estudiantes que hoy dicen adiós al instituto, a partir
de ahora tendrán como meta inmediata la conclusión de otros
estudios, pero esa meta es, únicamente, el otro paso que
necesitan para hacer, de verdad, su vida.
En la entrega de bandas, hoy, más de un padre y
especialmente algunas madres, dejan correr un par de
lágrimas. No se lo creen. Su niño de hace poco tiempo, ese
niño que llegó aquí a hacer la ESO es, está a punto de ser,
universitario, eso que ellos no pudieron ser, porque
aquellos años eran más complicados, eso que sus abuelos ni
lo podían soñar, porque entonces lo primero que había que
hacer era trabajar, para llevar algo más a la casa.
Los años no han pasado en balde, la situación de la
sociedad, aunque nos seguimos quejando por lo mal que está
la economía, ha dado un giro tan grande que toda comparación
con los años 50, 60 o, incluso, 70 es irrealizable.
Hoy, nadie lo duda, hay problemas, muchos. Hoy hay
carencias, muchísimas, pero si uno vuelve la vista hacia
atrás, eso que nosotros llamamos carencias, sería vivir en
la opulencia en aquellos años pasados. En definitiva, no hay
posible comparación, lo miremos como lo miremos.
Con todo, después de tanto ambiente festivo, después de
tanta alegría, después de tanta ilusión por esa banda o por
esa orla que colocarán donde más se vea en casa, lo que más
de uno se tiene que preguntar es ¿Y a donde voy yo ahora?.
Porque el ambiente estudiantil es muy agradable, todo lo que
se ve desde fuera es muy atractivo, pero ¿Cómo superar eso y
luego hacerte un hueco entre tanta competencia?.
Ahí está el quid de la cuestión, hay todo, o hay de todo,
pero para todos y por tanto los que saldrán mejor parados
serán los mejores. El mejor arquitecto será el que tenga los
mejores proyectos, los del montón tendrán que ir recogiendo
aquello que vaya quedando, si es que queda algo.
Por eso decíamos antes que nos encontrábamos ante un final
para que llegue un principio, un acabar aquí para empezar en
otra parte, y una despedida para entrar en un terreno en el
que comenzamos con lo desconocido. Os deseo mucha suerte a
todos.
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