Sí, el titular no es que parezca
provocador; lo es. Porque no es de recibo en ciertos casos
la dejación de soberanía del Gobierno de España en lo que
respecta a Ceuta y Melilla; es una vergüenza envuelta en
hipocresía el doble rasero con el que se mide a la población
musulmana de ambas ciudades hermanas: “yiblis” y rifeños.
¿En qué quedamos?. Nuestros moros… ¿son españoles o
marroquíes?. No podemos exigirles “españolidad”, con sus
derechos y obligaciones (aun está reciente la visita de los
Reyes) y fotografiarles, banderita roja y gualda en mano
como si fueran un florero para luego, obviando la presunción
de inocencia y su nacionalidad española conceder la
extradición para que sean juzgados en Marruecos. Si son
españoles lo son para todo. Lo digo no ya por el caso del
ceutí “El Nene”, si no por los presuntos terroristas
islamistas recientemente detenidos en Melilla (Mohamed El
Bay y Alí Aarass), contando el primero con la nacionalidad
española (el segundo belga) y estando además desde noviembre
de 2006 pendiente de una causa abierta en la Audiencia
Nacional, también por hechos relacionados con el terrorismo.
Ignoro si Mohamed es culpable o inocente; solo digo que, si
tiene nacionalidad española, no debe ser extraditado a
Marruecos. Júzguesele y, en su caso, condénesele en España.
Me insistía ayer en ello el secretario general de la
“Asociación Islámica de Melilla”, Abderrahmán Benyahya: “Los
musulmanes españoles de Melilla somos considerados como
cobayas por el ministerio del Interior y la Audiencia
Nacional en las relaciones entre España y Marruecos”.
En un comunicado repartido por Melilla hace hoy una semana,
la “Comisión Islámica” se posicionaba claramente al respecto
clamando “Por la garantía constitucional: por la legalidad,
contra la discriminación y contra la igualdad. Porque la
extradición de nacionales es una ilegalidad, el gobierno
español prevarica con su decisión; porque el gobierno
español nunca extraditaría a un español que no fuese
musulmán, incurre en discriminación; porque el gobierno
español discrimina a los españoles en base a su origen,
rompe el principio de igualdad. Por el respeto a la ley: no
a la extradición”. Asumo el texto y lo rubrico. Alto y
claro.
Bien sé que a veces la situación es confusa; que,
ciertamente, una gran mayoría de los habitantes españoles de
Ceuta y Melilla (que en siete años serán clara mayoría en
ambas ciudades) son de cultura marroquí (rifeña en el caso
melillense) y con, en muchos casos, lazos familiares en el
vecino país. No voy ahora a discutir si se sienten o no más
españoles que el arriba firmante, pero bien cierto es que
tienen nuestra nacionalidad como no dejamos de recordárselo.
Va para todos: a las duras y a las maduras. Si son españoles
tratémoslos como tales, con todas sus obligaciones… y todos
sus derechos. ¿Consentiríamos que un conciudadano cristiano,
judío o hindú fuera extraditado para ser juzgado en
Marruecos…?. ¿No verdad? ¿Por qué entonces cerramos los ojos
o miramos para otro lado si este ciudadano es musulmán, aun
de origen marroquí?. Ya, no me lo digan: para Rabat, “la
nacionalidad marroquí nunca se pierde y se transmite de
padres a hijos”. Pues ya es hora de empezar a clarificar las
cosas. ¡Un poco de dignidad!.
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