Mis reflexiones en relación a la
figura del joven político, líder de la oposición, máximo
dirigente de la UDCE y portavoz de la coalición con IU han
sido numerosas y en todas ellas, he argumentado con datos
contrastables que nos encontramos presuntamente frente a uno
de los políticos más desestabilizadores de la convivencia en
nuestra Ciudad.
La derrota electoral de Mariano Rajoy en las pasadas
Elecciones Generales, segunda derrota consecutiva, ha
provocando algunos cambios en el organigrama del Partido
Popular; salida del portavoz en el Congreso, Eduardo Zaplana,
sustituido por Soraya Sáenz de Santamaría y la del
secretario general, Ángel Aceves, aún por determinar su
sucesor. A estas salidas debemos añadir las diferentes
reflexiones ofrecidas por destacados militantes populares
como Manuel Fraga, José María Aznar, Gallardón, Esperanza
Aguirre, Manuel Fraga, Gustavo de Arístegui, Gabriel
Elorriaga, María San Gil, Mayor Oreja o Ana Botella.
Circunstancias que pudieran enriquecer la elaboración de las
diferentes ponencias que serán debatidas en el XVI Congreso
que el Partido Popular celebrará el próximo mes de junio en
Valencia pero que, en absoluto solucionaran la situación
actual dentro de esta formación, segunda fuerza más votada
en los últimos comicios con un número de votantes superior a
los 10 millones.
Aunque, quizás el acontecimiento más significativo de todos
los acontecidos en los últimos días sea la salida voluntaria
de María San Gil del grupo de dirigentes que redactan la
ponencia política fundamentada en diferencia de criterios
fundamentales y su posterior decisión de abandonar la
dirección del PP vasco recibiendo el apoyo de importantes
dirigentes populares que ven en la dirigente popular del
País Vasco un referente moral, político y afectivo de esta
formación política.
María San Gil representa los valores esenciales del Partido
Popular por muchos motivos aunque, el principal es su
defensa de estos principios en una Comunidad Autónoma
altamente beligerante con los mismos. No es admisible
solucionar la crisis existente en el seno de esta formación
a través de un cambio en la línea mantenida hasta el momento
en las relaciones existentes con los nacionalistas.
Por todo ello, se hace necesaria una profunda y meditada
reflexión al respecto por quienes tienen la responsabilidad
de organizar y representar a toda la militancia popular en
el trascendental XVI Congreso, vital para el futuro del
Partido Popular y por tanto, de España. El Partido Popular
debe salir fortalecido de esta cita congresual integrando a
los mejores.
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