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OPINIÓN - JUEVES, 29 DE MAYO DE 2008

 

OPINIÓN / SNIPER

Zapatero, Mohamed VI y la conferencia de Tokio
 


José Luis Navazo
yebala06@yahoo.es

 

La tarde del domingo, mientras en compañía de mis dos amores degustaba unas sabrosas sardinas a la brasa en el pintoresco puerto pesquero de M´dik (Rincón para los viejos rockeros) el Rey de Marruecos, Mohamed VI, volaba en un viaje privado a bordo de un Boeing 747-400 especialmente acondicionado para largos desplazamientos hasta la capital del nuevo imperio chino, Pekín, donde sería debidamente agasajado máxime después de donar generosamente un millón de dólares como ayuda a las víctimas del último terremoto mientras, en Alhucemas, mis amigos rifeños me dicen que se han quedado más de piedra que el peñón de la bahía… ¿La duración del periplo?; se lo digo más adelante, aunque advierto al lector que el último viaje privado del soberano alauí fue a Francia, en febrero de 2008 y se prolongó durante cuarenta días. La verdad es que, desde entonces, el soberano marroquí hizo honor al popular dicho que coloca el trono de los alauís en el lomo de sus caballos, porque apenas paró en sus palacios de Rabat y Casablanca, viajando por todo el país y acercándose a Tetuán hace apenas dos semanas, poco después de su sonado viaje al pequeño aduar de Anfgou (Medio Atlas), del que un día de estos les escribiré pues en breve me perderé unos días, macuto al hombro, por aquella agreste y olvidada región sedienta, como pocas, de justicia.

Ayer y en Japón el Primer Ministro Abbas El Fassi, quien representa a Mohamed VI en la IV Conferencia Internacional de Tokio sobre el Desarrollo Humano (TICAD 4) inaugurada en Yokohama, leyó un discurso del monarca en el que éste subraya la urgente necesidad de poner a disposición de África los recursos necesarios para hacer frente a la catarata de problemas que se ceban en el continente, particularmente la crisis alimentaria, la pobreza y las pandemias, lanzando la voz de alarma sobre los retos que trae consigo la “devastadora” (sic) globalización, multiplicando la gravedad de los problemas ya existentes a los que habría que añadir al día de hoy los negativos efectos debidos a la “alarmante” (sic) carestía de los precios del petróleo y de los productos alimenticios básicos, cuyas repercusiones económicas y sociales presagian (tomen nota por favor) las “peores consecuencias y catástrofes humanas” (sic).

En cuanto al Presidente de todos los españoles todo apunta a que en un tiempo prudente (y con el verano al caer) no viajará a Marruecos. No sería razonable una visita de Estado sin la presencia del Rey del país anfitrión quien, según interlocutores fiables, podría estar en este viaje privado fuera de su país unas dos semanas. ¿Esperará Rodríguez Zapatero, no caracterizado precisamente por su prudencia, sin salir de España en viaje oficial antes de acudir a Rabat…?. Sería conveniente que la vice presidenta Teresa De La Vega nos diera una explicación sobre el estado de las relaciones bilaterales después de su exultante anuncio (¿se acuerdan, verdad?) sobre la inminente visita porque, ya digo, a Zapatero por estas tierras no se le espera… Marruecos es un vecino estratégico (y viceversa) para España. Si la adusta y eficaz De la Vega escoge hacer del silencio virtud, alguien en el Congreso podría tener la lucidez de plantear alguna pregunta al respecto. ¿O quizás nuestros flamantes diputados están pensando ya en sus vacaciones…?
 

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