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OPINIÓN - JUEVES, 29 DE MAYO DE 2008

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

El día que el Ceuta se enfrentaba al Lorca, Sergio Moreno me presentó al nuevo delegado del Gobierno, José Fernández Chacón, con el que estuve departiendo unos minutos hasta que por aquello del protocolo, se tuvo que marchar para atender a otras personas interesadas en conocerlo.

La primera impresión que me dio, Fernández Chacón, en los minutos que estuvimos departiendo, era la de un hombre deseoso de aprender, cuantos antes, todo lo concerniente a esta tierra, sus gentes sus virtudes y sus defectos.

En este pueblo, porque Ceuta sigue siendo un pueblo, más que una ciudad, a pesar de contar con más de setenta mil habitantes, lo que en otras ciudades de España sería algo sin la mayor importancia, aquí, eso mismo, se puede magnificar. Ceuta por sus especiales características, valga la frase, es diferente al resto de los pueblos y ciudades de España. Somos así, no lo podemos remediar, es algo innato en todos los que tuvimos la suerte de nacer en éste trozo de España.

Por esas características especiales que nos adornan, que más que defectos son virtudes, no puede uno cometer el más mínimo error. Aquí un error que es, simplemente, un grano de arena, se convierte en una enorme montaña.

Asesores muy preparados tiene usted a su servicio para, con su conocimiento de esta tierra, evitar que pueda usted cometer el mínimo error que, por otra parte, se podría convertir en un error de bulto.

Aquí en esta tierra, de la que usted está aprendiendo a pasos agigantados, no sé, ni me explico como sus asesores, le han dejado cometer un error, que si en Madrid, Sevilla o cualquier parte de España, no pasaría de ser una mera anécdota, en Ceuta se convierte en un gran error.

Porque error o imprudencia ha sido, sin duda alguna, pasearse por la ciudad con un editor que, a su vez, sigue siendo el editor de la periodista que, más tarde o más temprano, tendrá que volver a su lugar de origen. Y aquí quiero que quede claro, el gran afecto que le tengo a Rocío Abad y a su familia, a la que me une una buena amistad y sé, positivamente, que su gran ética profesional le llevará a realizar su trabajo sin dejar duda alguna sobre su labor al frente del Gabinete de Prensa.

Pero ya le he dicho, Delegado, que por estos lares el personal es muy susceptible y el menor movimiento es mirado con lupa. Nunca debió usted aceptar dejarse ver con el editor del periódico decano por las calles de nuestra tierra.

La gente, señor Fernández Chacón, nada más verlo empiezan hace cabalas e incluso, al verlos pasear, hasta pueden sonreír pensando que son más listos que nadie, dando a entender que sabían que esto ocurriría.

Le digo en serio, delegado, usted a primera vista, me cayó bien. Y cuando alguien, por las razones que sean me cae bien, me duele en el alma que cometan errores que son, fácilmente, evitables.

En sus manos tiene el no cometer error alguno. Dicen que de los errores se aprende.
 

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