El nuevo delegado del Gobierno,
que atendió ayer a EL PUEBLO, para su primera entrevista
desde que prometió el cargo para ejercer de representante
estatal en Ceuta, mantiene una altísima dosis de ilusión y
ganas de que los ceutíes estén dentro de cuatro años mejor
que ahora.
Hombre prudente y de diálogo, como así se reconoce, y con
sus profundas convicciones de izquierdas amasadas en la
universidad de Sevilla durante el espíritu emanado de esa
joven generación que a mediados de los 70 encabezaron Felipe
González y Alfonso Guerra [no necesariamente por ese orden],
José Fernández Chacón ha afirmado sentirse cómodo en la
ciudad, alejado de la crispación vivida en la ciudad
hermana. Algo a lo que ayuda un gobierno autónomo que
entiende la lealtad institucional y el diálogo como una
máxima a tener en cuenta en tiempos donde la tesitura
elevada de la discrepancia política llegaba a extremos de
bronca en la anterior legislatura.
Con otro modo, con otras ‘formas’, el delegado asegura que
las instituciones no están para ser utilizadas como saetas
de los partidos políticos. Desde la responsabilidad de las
administraciones se gestiona para los ciudadanos. Personas
que no están etiquetadas, que la amplísima mayoría son
anónimias y forman parte de ese valor por el que deben
trabajar todos los que, de algún modo, llegan a prestar un
servicio público, desde cualquiera de los puestos obtenidos,
regalados o ganados.
La realidad de Ceuta no es para hacer demasiados aspavientos
y sí para conjugar hacia ella todos los intereses a favor
que dimanen desde la gestión de las dos eminentes
administraciones que llevan las riendas del futuro de la
ciudad.
Aun cuando el carné político vaya en la cartera, de
agradecer es ya el hecho de que los dos máximos
representantes institucionales en Ceuta acuerden, de facto,
colaborar y cooperar por el bien general de la ciudad.
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