Meses antes de que Euroferrys fuese efectivamente vendida a
Trasmediterránea (o fuera comprada por Acciona), todo su
staff se había ido sumiendo en el patético nerviosismo
propio de estos trances (ajetreo de pasillos arriba y
pasillos abajo, de la cafetería al corrillo, y del corrillo
a la cafetería), dejándose devorar inevitablemente por el
rumor y la especulación. De ello se derivó una caída
importante de la actividad profesional y, consiguientemente,
de la eficacia. La presencia de Euroferrys, que años antes
se había dejado notar con un peso decisivo y voz propia en
las líneas de Ceuta y de Tánger, sobre todo en la acción
comercial y en la excelente calidad de su servicio, se fue
apagando, apagando hasta eclipsarse en un rápido abrir y
cerrar de ojos. ¡Puf!
Hoy, Euroferrys no es más que otro cascarón vacío, en manos
de la gestión vacía y acomodaticia de los gerifaltes locales
de Trasmediterránea, que siempre (antes bajo la
Administración del Estado como empresa pública, o quizá por
su culpa, mea culpa, y ahora bajo Acciona, que no ha sabido
o no ha querido hacer otra cosa de ella) han sido torpes
funcionarios endogámicos. Algunos de los cuales dicen las
malas lenguas que trabajan ya a destajo, pero de forma
encubierta, claro, para empresas como Dragados-SPL, por
ejemplo, en una rápida pirueta por engancharse a algo sólido
y no quedarse al borde del precipicio y el suicidio
profesional de una Trasmediterránea desmantelada y en venta,
antes de la próxima decisión de Acciona. O quizá trabajan
para la propia Balearia, encubiertos, encubiertos... Pero
recuerden los encubiertos que si Roma no pagaba traidores,
mucho menos Balearia, cuando ya no hagan falta y sus
informes bajo cuerda no sean necesarios.
Un cascarón vacío, pues, Euroferrys hoy, sobre el que además
gravita la espada de Damocles desde enero de 2008, en que la
familia Entrecanales alcanzó libertad para decidir, o no,
esa venta de Trasmediterránea y, con ella, la suerte de las
empresas que le cuelgan. Incertidumbre y pavor… lástima que
eso alcance a tanto buen profesional de a pie. Porque las
empresas son las personas, entiéndase de una vez, LAS
PERSONAS (algunas, no todas, eso sí) y si se olvida a esas
personas, a las mejores que conforman las empresas, pues las
empresas, sobre todo las navieras, pierden la capacidad de
ilusionar, y se transforman en cascarones vacíos, barcos
fantasma, sin alma ni vida.
...Casi de la misma forma, meses antes de que Buquebus
España fuese abducido por extraños seres venidos de “más
allá” (los “balearios”), se había ido desmoronando, también
inevitablemente, todo el montaje exitoso de los últimos
años. (...)
El Estrecho NO es Baleares. Nada que ver ni en su temporada
baja, ni en su temporada alta (OPE). Tampoco es el Río de la
Plata, y quizá por eso López Mena abandonó a su empresa
española a su suerte. Desde luego, mientras unos trabajaban
duro para consolidar esa empresa, otros lo hacían para
venderla...
El Estrecho NO es Baleares, sobre todo porque las líneas de
Baleares las maneja hasta un mono de la NASA (entiéndaseme
bien: es un mercado tan sumamente disciplinado y
estacional, que se maneja casi solo, por Internet, o por
medio de empleados anónimos y reemplazables, con salarios
basura, contratos basura, y por ello nula adhesión a la
empresa que les trata como basura y sus fines), y el
Estrecho es otra cosa: tan caótico y cambiante como la vida
misma.
Aquí no valen los de “más allá”, porque ni entienden ni
quieren entender el caos y el cambio, y para ellos Algeciras
es un destino poco apetecible, más impuesto que querido, y
que viene a multiplicar las tareas basura de unos empleados
anónimos y reemplazables; mucho menos válidos son cuando
toman el Sur como vía de escape y de paseo. En el Estrecho,
y valga como reivindicación de lo autóctono, se precisa de
equipo local que aporte, con know-how demostrado, y
buenas relaciones profesionales. Pero no un equipo
improvisado y recuperado de aquí y de allá, retales viejos
olvidados en algún cajón de sastre, y que han deambulado por
todas partes. Además, para el ceutí, en lo que a la línea de
Ceuta se refiere, sólo puede ser válida una naviera que
entienda la compleja NECESIDAD que supone su autopista
marítima, haciéndola suya; no en vano esta es una línea de
interés público.
Alguien dijo una vez que, “donde hay frontera hay vida”.
¡Donde hay frontera, hay vida! Pero ya lo aprenderán unos y
otros, a fuerza de escarmentar y tirar los presupuestos, una
y otra vez. Una y otra vez, apostando en vano por una mera
dimensión tecnólógica, y despreciando la exacta necesidad
humana (casi todo en el Estrecho es “necesidad”,
desgraciadamente, en OPE y fuera de OPE, y entender esto es
lo que realmente llena los barcos).
Balearia, por tanto, VENCE, pero NO CONVENCE. Y eso se ha de
traducir en un inevitable y rápido crecimiento voluptuoso,
como lo hace un soufflé en el horno, pero que se habrá de
venir abajo por falta de consistencia y originalidad en los
planteamientos y en las estructuras empresariales. Pero,
sobre todo, por carencia famélica de equipos humanos sólidos
y carismáticos (y abundancia en empleados baratos, anónimos,
y fácilmente reemplazables).
|