Este es el trabajo más duro del puerto”. Francisco es uno de
los más de 100 trabajadores portuarios cuyo oficio tiene
relación alguna con el abastecimiento de combustible en
barcos, el tan conocido bunkering en el que la institución
portuaria ceutí está especializada. Pero su día a día en el
Muelle de Poniente dista ampliamente del que se realiza
desde las oficinas, ya que están a cada momento “en contacto
con el alquitrán y con sustancias volátiles”, aunque, eso
sí, protegidos con la correspondiente ropa de seguridad y en
un espacio a cielo abierto. Una dificultad más en su
trabajo: el horario. “Cuando un barco llega para repostar,
tienes que llenarle el depósito sea a la hora que sea”,
afirmó Francisco. Y es que estos bravos operarios alimentan
con combustible los estómagos de la mayoría de bañeras de
acero que atraviesan cada día el Estrecho. Este repostaje es
la principal actividad del puerto, que durante el primer
trimestre de 2008 llenó el depósito a más de 715 buques,
atraídos hacia la gasolinera ceutí por su seductora tasación
fiscal y por la estratégica localización del enclave, paso
desde el Atlántico hasta las costas del sur de Europa y del
norte asiático.
El bunkering tiene en Cepsa a una de sus empresas de mayor
actividad. Con sus “doce tomas de combustible, opera desde
el Muelle de Poniente, con capacidad para atender hasta a
seis buques de manera simultánea”. Las cantidades medias
suministradas por tubería “oscilan de 150 a 200 toneladas
por buque”, según informaron fuentes de la compañía, que
señalaron a esta como la principal forma de suministro,
aunque también se puede llevar a cabo en buques fondeados.
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