Si un día, no muy lejano, viéramos
la inauguración de un nuevo campo de fútbol en Ceuta y con
el nombre de Emilio Cózar, se habría cumplido, con toda
justicia, el homenaje por la entrega que en las altas
esferas futbolísticas hizo el que fue, durante casi treinta
años, presidente de la Federación de Fútbol del Norte de
África, de la Federación de Fútbol de Ceuta y Melilla, de la
Federación de Fútbol de Ceuta, que por esos tres nombres
pasó el organismo del que fue presidente Emilio Cózar.
Juan Vivas, por aquello de que es de bien nacidos ser
agradecido, ha sabido valorar siempre lo que hacen los
hombres de bien, porque él es también uno de ellos, y no
olvida que Emilio Cózar, aunque no siempre estuviera en
total acuerdo con el presidente de la Ciudad, o a la
inversa, siempre tuvo el mejor de los consejos para quien
estaba llevando con buen tino las riendas de la ciudad.
Y como para este asunto está de por medio otra de las
personas a quien Emilio Cózar siempre defendió, Ángel María
Villar, no me cabe la menor duda de que el propio Villar
hará todo lo posible y lo imposible para colaborar al máximo
en la construcción de ese nuevo campo de fútbol, que tantos
deseos tenía Emilio de que se construyera.
Acciones de este tipo son las que valoran a los hombres de
bien, el saber recordar con hechos, no únicamente con
palabras, a quienes pasaron por este mundo e hicieron algo
positivo por su pueblo.
El campo se construirá en la Barriada del Príncipe, esa
barriada que durante mucho tiempo ha sido ignorada y que,
desde ahora, se pretende que tenga una instalación deportiva
de primer nivel, con pista de atletismo y campo de fútbol.
Así pues, en el Plan Especial del Príncipe se contempla que
haya una infraestructura deportiva, que será costosa y para
ello el presidente de la Ciudad trata de lograr todas las
ayudas que sean posibles.
Y Villar no va a decir que no, Ángel María Villar, me
consta, tiene a Ceuta dentro de sus propios esquemas, como
la ciudad que a él siempre le apoyó, la ciudad que supo
darle el trato que merecía un presidente de la RFEF y en esa
petición que se le hace, estamos seguros, será generoso,
dentro de la ley.
Por su parte, Juan Vivas aquí, como en todas sus otras
actuaciones no ha ido en plan político, para luego vender
humo, él ha ido como lo que es, un presidente de la Ciudad,
pero más que político un hombre de acción, un ejecutivo, no
un parlanchín de feria, y así es como logrará esto, igual
que ha logrado todas aquellas cosas que eran necesarias y
útiles para Ceuta.
Lo único que falta ahora es el comienzo de esas obras y que
tales obras no se las apunte nadie de los que rodean al
presidente, aunque sin compartir la misma doctrina, ni nadie
de los que mientras vivió Emilio Cózar, lo único que
pretendían era poner zancadillas.
En el año 1979, cuando Emilio Cózar llegó a la presidencia
de la Federación de Fútbol del Norte de África, se estaba
perdiendo el “54”, poco después hubo que jugar algún
campeonato de regional en los terrenos ganados al mar, donde
luego después se hizo el Parque Marítimo del Mediterráneo.
Al morir, son otros tiempos, el “54” ya es casi de lujo, el
Benoliel un campo digno y ahora el del Príncipe será aun
mejor. Las personas pasan, sus obras quedan.
|