EN LOS ÚLTIMOS meses se viene gestando en los centros
sanitarios de todo el Estado un cierto malestar y
descontento entre los profesionales de Enfermería ante la
pasividad del Ministerio de Sanidad, el cual, amparándose en
sus escasas atribuciones en materia sanitaria, renuncia
incluso a ejercer las propias en aspectos básicos de
coordinación y cohesión de las profesiones sanitarias para
el buen funcionamiento del Sistema Nacional de Salud,
carente hoy de un liderazgo a nivel estatal que impulse
políticas de recursos humanos e incluso desarrolle aspectos
cruciales en el campo profesional; especialmente en el
ámbito enfermero, en unos momentos en el que el sistema
sanitario necesita de un nuevo modelo de Enfermería ante los
cambios que se avecinan debido, entre otras causas, al
envejecimiento de la población española, al papel de las
nuevas tecnologías en la Sanidad y a la implicación de las
inmigraciones en las Políticas sanitarias.
Las protestas realizadas en una fecha tan emblemática para
la profesión enfermera como el Día Internacional de la
Enfermería deberían servir de aviso para los altos cargos
del Ministerio, todavía ajenos a la realidad no sólo de la
Enfermería, sino de la Sanidad. Se tiene la impresión de que
viven “ bajo el efecto de las elecciones”, una situación
traumático que, unida al desmantelamiento de la
Administración Sanitaria en aspectos básicos de la
investigación e innovación a favor de otras carteras
ministeriales, nos llevan a pensar que dura ya demasiado
este vacío en el edificio del Paseo del Prado, lo que
influye de una forma negativa en las políticas que se deben
pone en marcha si no se quiere que pronto empiece a hablarse
de la crisis sanitaria en unos momentos en los que se
necesita de la cordura y sensibilidad de un Ministerio hacia
una profesión como la Enfermera, que viene reclamando con
firmeza la ampliación de sus competencias, el desarrollo
efectivo de sus especialidades, una clasificación
profesional acorde con el nuevo título de grado,
reconocimiento de un sistema de jubilación especial para la
profesión e implantación del sistema de reconocimiento del
desarrollo profesional.
Ya sabemos que algunas de estas reivindicaciones implican la
actuación de otros ministerios, pero resulta fundamental
contar con la sensibilidad y el respaldo de Sanidad para
abrir cauces de diálogo que aceleren el proceso de
negociación, siempre deseado por nuestro colectivo y
respaldado por nuestro sindicato.
Los famosos cien días de cortesía que suelen darse a la
Administración entrante finalizan ya y es hora de ponerse a
trabajar con urgencia sin que se enquisten los problemas
puesto que existe voluntad de diálogo, especialmente por la
profesión Enfermera, deseosa de cerrar su campo competencial
y acceder a mejoras sociales que le permita ser más
optimista de cara al futuro.
* Secretario General
SATSE Ceuta
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