Sergio Moreno y Rocío
Abad son los asesores más destacados del delegado del
Gobierno. Ambos han sido recomendados por Antonia María
Palomo. Así, la ex secretaria general de los socialistas
de Ceuta, ha conseguido situar en sitio preferente de la
Delegación a dos personas que son de su total y absoluta
confianza. Con lo cual se asegura información privilegiada y
está al tanto de cuanto piensa y hace José Fernández
Chacón. Una situación que encierra un peligro sordo para
el utrerano.
Fernández Chacón ganó fama en Melilla de comedido, de
reservado, más bien de hermético, y de ser poco dado a
dejarse mangonear. Por consiguiente, me costó trabajo
entender que Antonia María le hubiera podido dar coba a una
persona que venía precedida de actuar con sensatez y
moderación, tratando de evitar peligros o daños
innecesarios, capaces de menoscabar su autoridad.
Mas pronto dejé de pensar en ello, pues nadie es perfecto;
si bien le recordé al delegado del Gobierno que serían
miradas con lupa las actuaciones de Rocío Abad en su
Gabinete. Debido, en principio, a su lugar de procedencia;
luego, porque me maliciaba ya que habría alguien
presionándola para que nunca osara olvidarse que pertenece a
una empresa a la cual tendrá que regresar.
Y no me equivoqué. Si acaso he errado en el tiempo. Porque
no pensaba yo que la contratación de la estupenda
periodista, o sea, Abad, hubiera condicionado tanto a
Fernández Chacón: hasta el punto de haber cometido éste su
primera imprudencia en la ciudad.
Imprudencia es, sin duda, pasearse por la ciudad con un
empresario que, a su vez, lo sigue siendo de la periodista y
cuya obsesión consiste en dejarse ver con las autoridades
para demostrarle a la gente que es hombre influyente en
Ceuta. Y si esa autoridad es el delegado del Gobierno, miel
sobre hojuelas. Ahí es nada lucir a la primera autoridad
gubernativa por los sitios céntricos y, a cada paso, pegarse
un baño de resonancia petulante entre sus convecinos.
Me cuesta trabajo creer, de verdad de la buena, que
Fernández Chacón haya entrado al trapo con facilidad de
ingenuo contrastado. Pero es evidente que el de Utrera ha
picado el anzuelo y ha sido exhibido por calles y plazuelas
y ha terminado agradeciendo en restaurante adecuado la
facilidad que el empresario -convertido en guía- le ha dado
para que la Delegación del Gobierno pueda contar con una
periodista como Abad.
Si Sergio Moreno lo cuenta así, mal empieza su cometido como
asesor. Y se lo digo, créanme, a pesar de que mis relaciones
con él siempre han sido buenas y sinceras. De momento, todo
el andamiaje que se ha montado alrededor de la persona del
delegado se puede venir abajo. Incluso los hay ya que ven en
esta exhibición pública -del delegado con empresario local-,
una relación que viene de atrás y de la que ha participado
AMP, en el instante preciso, para unirlos a los dos en esta
ciudad.
En fin, que Fernández Chacón ha cometido su primer desliz.
Que no ha sido moco de pavo. Porque él debería saber que en
las ciudades pequeñas todo se sabe y todo gesto, máxime si
es innecesario, se exagera. Y seguro que este paseo con el
empresario local, con cena incluida y brindis, se le puede
indigestar. Y bien que lo sabe Antonia María Palomo.
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