Es difícil, recorriendo el mundo,
encontrar una cantidad de golfos por kilómetro cuadrado en
ninguna parte, como los que se dan en nuestro país.
Y alguien me puede decir que en todas partes los hay, y
claro que los hay, pero tantos como aquí es imposible
hallarlos en parte alguna.
Llevamos todo el mes de mayo con un tema casi monográfico en
los informativos, los acontecimientos de Coslada, en los que
“supuestamente” está metida una gran parte de la Policía
Local, y a la cabeza de ellos su jefe.
¡¡En qué manos estamos!!, como para fiarse de esa policía,
si un día tienes algún problema, porque de ser cierto todo
lo que está saliendo, unos y otros “hacen a pelo y a pluma”,
lo mismo bebiéndose “el manso”, sin pagar, que tratando de
asuntos sobre pisos a más bajo precio, y para que nada
falte, ahora sale a la luz la “crema y nata” cuando hasta
las prostitutas parece que tenían que pagar cierto “impuesto
revolucionario”.
El escándalo es de los grandes, aunque aquí ya no se puede
uno asustar y no se puede decir cual es más grande, si el
anterior o el que viene más tarde, porque donde menos lo
esperamos aparece uno nuevo.
Digamos que Marbella “dio la alternativa” y ha sido Coslada
quien la confirmó ahora mismo, en plena feria de San Isidro.
Y además, tanto en Coslada como en Marbella, los cabezas
visibles del movimiento tienen pinta de “gilipollas” pero
son capaces, con sus fechorías de impartir tesis doctorales
muy superiores a las de Oxford o Cambridge, o incluso, si se
lo proponen serían capaces de enseñar el catecismo al Papa.
Y uno cuando mira hacia estas partes llega a pensar que
tenía razón “el Dioni”, aquel que se fugó con el coche del
dinero, cuando confesaba que él era un hombre honrado. A lo
mejor, hasta tenía razón aquel tunante, porque puestos a
comparar lo del Dioni o lo del Lute, con estas cosas, lo de
aquellos eran juegos de niños.
Llegados a este punto hay que hacerse la misma pregunta cada
semana ¿Es éste un país de golfos?, aunque nos cueste
trabajo afirmarlo tajantemente, lo es, con tantos y tan
variados, por profesión y por pelaje, que llegamos a la
conclusión de que si no fuera el reino de los golfos y los
tunantes, no podrían haberse reproducido tanto desde la
década de los 80, como se han reproducido.
Uno hace memoria y se encuentra con Luis Roldán, que dejó a
la mismísima Guardia Civil casi sin tricornio, y para más
INRI, después nos está costando un riñón para que el
señorito haga una carrera en la universidad, como si ya no
hubiera hecho una buena en la política y a través de ella un
ascenso a la opulencia.
Pero lo más llamativo es que el Dioni, que comparado con lo
de otros sólo se apoderó de un poco de calderilla, el Lute
que se comentó que se había hecho con la caja de caudales
del Ayuntamiento de Piedrahita, mi pueblo, Roldán que dejó
casi en calzoncillos a la Guardia Civil, Julián Muñoz que
sin profesión reconocida se hizo con una fortuna, y ahora
los de Coslada, con la que tienen montada, van a estar en
“la trena” si llegan a estarlo, poco más o menos que los
otros. Llegado a esto la pregunta siguiente que alguien nos
responderá pronto es ¿No hay leyes en este país? Haberlas
haylas, pero no parece que den la talla.
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