PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura

Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

OPINIÓN - JUEVES, 22 DE MAYO DE 2008

 

OPINIÓN / EL OASIS

Los poderes de Juan Vivas
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Faltan cinco días para que se cumpla un año del segundo triunfo sonado en las urnas de Juan Vivas. Un presidente que puede permanecer en el cargo tanto tiempo como lo desee. Y cuyo mayor adversario es, sin duda, que un día comience a cercarle el tedio y la desilusión vaya comiéndole el terreno de los estímulos. Lo cual suele ocurrir cuando se gana algo con tanta facilidad.

Ahora bien, si Vivas es capaz de pensar como el poeta que destaca el aburrimiento como signo de inteligencia, a buen seguro que lo usará como una forma de descanso que no le impida seguir destacando por esa laboriosidad que todos le reconocen. Ya que de él han dicho siempre que es afanoso, diligente, hacendoso... En suma: trabajador infatigable a quien gusta pasar muchas horas en su despacho. Espacio que me atrevería a destacar que se ha convertido, con el paso de los años, en su rincón de seguridad.

Sería absurdo, sin embargo, creer que Vivas se lleva al huerto a la gente por haber ganado fama de ser un buen currelante. En absoluto. Su éxito radica en que está en posesión de una serie de cualidades que le otorga una condición que ha sabido calar hondamente entre los ceutíes. Una condición que él ha ido explotando, por qué no decirlo, a medida que su inicial timidez iba siendo superada por la experiencia y por la fuerza interior que le proporcionaba el sentirse respaldado por innumerables ciudadanos. Lo que se tradujo en poder. Y el poder da alas incluso a quienes creen padecer de vértigo a la hora de expresarse ante la masa.

Porque hay que reconocer que Vivas en las distancias cortas fue siempre capaz de ganarse la voluntad de cualquiera. Como asimismo llevaba mucho tiempo cavilando acerca de si podría afrontar, llegado su momento, la prueba de aparecer en escenario público pidiéndole el voto al gentío. Y la suerte, en forma de voto de censura al GIL, estuvo de su parte. Pues de pronto se dio cuenta de que tenía la oportunidad demostrarse a sí mismo que estaba capacitado para convertirse en un político de fuste. Y echó mano de la inteligencia.

Lo primero que hizo Vivas, investido ya presidente de la Ciudad, es dejarse ver en la calle. Precisamente él que nunca antes había sido proclive a pasearla. Y se mostró con los viandantes amable, educado, cortés, accesible, urbano... Y los transeúntes principiaron a sentirse halagados, satisfechos, partícipes de la cosa. Y allá que no dudaron en contar la buena nueva por todos los rincones de Ceuta. El presidente Vivas es de los nuestros. Es persona sencilla. Es persona llana. Se para a charlar hasta con los niños. Y en todo momento tiene la palabra adecuada, decían. Mientras ello ocurría, el presidente iba adquiriendo experiencia y curtiéndose en los foros a los que era invitado.

Esos dos años le sirvieron a Vivas para convencerse de que tenía capacidad para movilizar y liderar a la gente. Contaba, por supuesto, con otras cualidades que, indudablemente, le ayudaron a ganar las siguientes elecciones con rotundidad. Una mayoría absoluta que volvió a repetirse, apenas hace un año. De esas cualidades -integridad, carácter, ecuanimidad, magnetismo, que tanto necesita un presidente- hablaremos otro día. Lo que queremos recordar hoy es que se va a cumplir un año del segundo triunfo de Vivas en las urnas. Y, visto lo visto, seguirá ganando siempre que se presente como candidato.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto