Ejemplo perfecto de que el gallego, como el argentino, no
pierde nunca su acento por mucho que se aleje de su tierra,
monseñor Santiago Agrelo (Rianxo, A Coruña, 1942), arzobispo
de Tánger desde el año pasado, pasó ayer por el Colegio de
los Agustinos para disertar ante los presentes en el marco
de las VII Jornadas sobre la Caridad de Cáritas-Ceuta sobre
“la acción caritativa de la Iglesia en Marruecos”. Antes de
su conferencia, charló con EL PUEBLO de ese mismo tema y
muchos otros: la convivencia ecuménica en el país vecino, la
vida de un (jerarca) católico en un país musulmán y la
visión que, desde cierta distancia, se tiene de la situación
de la Iglesia en España.
Pregunta.- ¿Cuál es la actividad de la Iglesia Católica
en Marruecos?
Respuesta.- Amplia, pero a mí me gusta hablar también de su
esencia, de una organización social que se dedica a hacer
cosas buenas.
P.- Esencia aparte, ¿qué se hace en lo visible?
R.- Sólo en la sede del Obispado en Tánger tenemos un centro
de educación para disminuidos psíquicos, un centro cultural
con biblioteca y clases de lengua, otro de promoción de la
mujer. Aparte se atiende a discapacitados profundos...
P.- Hacer tantas cosas, en Marruecos, obligará a un
contacto diario y permanente con musulmanes
R.- Claro. Todas las personas a las que atendemos son
musulmanas, pero nuestra relación con la comunidad islámica
es muy cordial.
P.- ¿A cuántos cristianos atiende la Diócesis de Tánger?
R.- Mi Diócesis es muy amplia, pues abarca todo el
territorio del antiguo Protectorado español, pero no
llegamos ni al 1 por mil de la población. En conjunto serán
unas 2.000 personas de confesión cristiana en siete
parroquias: dos en Tánger, Arcila, Larache, Tetuán,
Alhucemas y Nador.
P.- ¿Y por debajo de Larache?
R.- Se corresponde con la Diócesis de Rabat, mucho más
amplia territorialmente hablando y con más fieles.
Desgraciadamente el reparto de las Diócesis se corresponde
con el reparto colonialista del país, con el que no tiene
nada que ver. Digo que es lamentable porque alguna vez me
han dicho que la presencia de un obispo español en Tánger
era un resto del colonialismo pero... [Risas] ¡No tiene nada
que ver!
P.- ¿Su acción religiosa se limita a la Caridad o pueden
predicar con el objetivo de, digamos, captar fieles?
R.- En Marruecos tenemos libertad de culto. Dentro de
nuestras iglesias podemos predicar lo que queremos y la
entrada a las mismas es libre, pero fuera de ellas no
podemos hacer actividades que se puedan considerar
proselitismo. Es un concepto, digamos, elástico, porque
alguien podría considerar que hacemos proselitismo con
nuestras obras sociales, pero yo creo que afortunadamente
nadie en Marruecos lo ve así. Nuestro trabajo es con
musulmanes y nosotros respetamos lo que ellos creen y,
aunque nos parece interesante que conozcan nuestra forma de
vida, también nos preocupa que sean fieles a su
religiosidad: buenos musulmanes.
P.- ¿Por qué usted a Tánger?
R.- La mayor parte de los misioneros que llegaron al norte
de Marruecos desde finales del siglo XIX procedían de la
provincia franciscana de Santiago. Desde entonces la Santa
Sede, sin obligación alguna, siempre elige un obispo de
allí. Esto se llama ser obispo por circunstancias especiales
porque si no el Espíritu Santo no habría pensado en mí de
ninguna manera. [Risas]
P.- ¿Ha confirmado este año sus estereotipos sobre el
Islam, si es que los tenía, o se le han caído?
R.- No los tenía. En España el musulmán que llega puede
parecer un intruso, y en mi posición estaría en esa
posición, pero no me considero así: soy respetuoso con los
marroquíes y con sus leyes, y eso me convence de que tampoco
el que llega a nuestro país se le debe ver así. Yo no he
tenido problemas con nadie: ni con las autoridades ni con la
policía, que además suele ser muy respetuosa con nosotros.
P.- ¿En este año ha conocido a muchos cristianos
conversos?
R.- Ninguno. He leído que comunidades protestantes
norteamericanas dicen tener miles de conversos. Me parece un
sinsentido, pero me preocupa porque ese tipo de noticias
puede crear un ambiente de confianza y tensión con la
Iglesia Católica que se limita a hacer su papel sin
preocuparse de esas cosas.
P.- Volvemos, otra vez, a la esencia. ¿Qué busca la
Iglesia en Marruecos?
R.- Hacer presente el cristianismo en medio del mundo
musulmán. Hacerlo presente, sin mayor ambición.
P.- En este año habrá seguido desde la distancia la
situación de la Iglesia en España. ¿Qué le han parecido las
últimas trifulcas políticas?
R.- A mí nunca se me ocurriría, en Marruecos, pedirle nada a
su Rey o a su Gobierno. En todo caso, si me dirijo a ellos,
sería humildemente. Me llama la atención ver a la Iglesia
situada en una posición casi de paridad con el Gobierno...
No voy a decir que no tenga el derecho, pero no sé si es el
camino más apropiado para llegar adonde queremos llegar. A
nosotros, a los creyentes, nos interesa que se nos escuche,
se nos conozca y se nos entienda qué fundamenta nuestra
opción, y tal vez el de la confrontación no es el camino más
apropiado para conseguirlo.
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Monseñor Agrelo, un gallego trotamundos de 66 años
Nacido el 20 de junio de 1942 en
Asados (A Coruña), monseñor Santiago Agrelo, doctor en
Sagrada Teología con especialización en Liturgia estudió
Humanidades en el Seminario franciscano de Herbón
(1953-1958), del que años después sería director espiritual,
y hizo el Noviciado en el convento de San Francisco de
Santiago (1958-1959). Allí hizo la primera profesión (1959),
y también la profesión solemne (1963). Después estudió
Filosofía y Teología. Fue ordenado sacerdote el 13 de agosto
de 1966. Tras pasar por Roma en 1986 fue nombrado Vicario
provincial de la Provincia Franciscana de Santiago, a la que
permaneció ligado hasta 2004 en diferentes puestos.
Visitador general y Presidente del Capítulo que la Provincia
de los Santos Mártires de Marruecos de Portugal celebró en
1992, en 1998 fue Visitador general del Pontificio Ateneo
Antoniano de Roma, por donde ya había pasado como alumno,
del Estudio Bíblico de Jerusalén y del Instituto de Estudios
Ecuménicos de Venecia. Visitador general y Presidente del
Capítulo de la Provincia Franciscana de la Santa Fe de
Colombia entre 2001 y 2002, participó de la edición del
Leccionario en lengua gallega y en 2004 cerró su etapa como
Vicedirector del Centro Cultural Juan XXIII. En el mes de
julio de 2002 se incorporó al Centro de Atención Pastoral de
Astorga como párroco y responsable actividad pastoral hasta
que, el 11 de Abril de 2007, el Papa Benedicto XVI lo nombró
Arzobispo de Tánger.
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