Muchas veces he dicho que lo mejor
del fútbol es la pretemporada. Sobre todo en su primera
mitad. Cuando, a pesar de la carga de trabajo, hay tiempo
para bromas, risas, cuchipandas, pruebas de compañerismo,
etcétera. Las ilusiones vuelan a una altura indescriptible y
las promesas de aunar voluntades de los componentes de cada
plantilla, a fin de obtener resultados inmejorables, se
suceden a cada paso. Luego, desgraciadamente, la cosa puede
terminar como el rosario de la aurora. Verbigracia: el
Zaragoza.
Los delegados del Gobierno también hacen su pretemporada.
Durante los primeros días se dedican a conocer a las fuerzas
vivas de la tierra. Ora departen con el alcalde, ora con el
comandante general, ora con el decano de la judicatura; ya
con los jefes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, ya con
el vicario, ya con los líderes sindicales, ya con los
empresarios más encopetados. Cerrando el círculo de visitas
con los presidentes de las comunidades respectivas.
Es un período de tiempo donde se les amontona el trabajo a
los delegados. Si bien en todas las reuniones priman las
sonrisas de los participantes, las buenas maneras, los
mejores augurios... Y se suceden las declaraciones
favorables hacia ellos. Que si son encantadores, que si son
reflexivos, que si destacan por su comedimiento... En fin,
que unos y otros, son capaces de pronosticarnos, en apenas
unos minutos de charla con las autoridades recién llegadas,
que éstas son inmejorables en todos los sentidos. La pena es
que casi todos ellas finalizan su campaña como el ya
reseñado Zaragoza.
José Fernández Chacón está en plena pretemporada. Y he leído
en este periódico que han pasado por la Delegación del
Gobierno los que mandan en los sindicatos. Y el de siempre,
es decir, Aróstegui, se ha presentado con plural
mayestático: “Nosotros somos personas intransigentes en
nuestras convicciones, duros criticando y poco dados a
aplaudir gratuitamente...”.
El secretario general de Comisiones Obreras se ha retratado
ya a las primeras de cambio. Y conviene decir que con su
postura no le ha permitido a Fernández Chacón que disfrute
de estos primeros días en los que, si exceptuamos las
molestias de las más que posibles agujetas en la lengua,
hubieran sido los mejores que vivirá en esta tierra.
Pues concluida la pretemporada, que será en cuanto el
delegado visite las redacciones de los medios de
comunicación, se dará cuenta de que Aróstegui es de una
terquedad rayana en lo enfermizo. Que es obstinado por
frustración crónica. Y que suele confundir convicciones con
utilidad. Utilidad para él. Eso sí, conviene agradecerle su
sinceridad cuando dice que es poco dado a aplaudir
gratuitamente. Lo cual es algo que todos sabíamos y que el
sindicalista ha creído conveniente recordárselo a Fernández
Chacón, por si acaso éste creía que le iba a salir gratis
mantener un pacto de no agresión con Comisiones Obreras.
De cualquier manera, nadie mejor que Sergio Moreno,
jefe de Gabinete de la Delegación, para poner al tanto a su
jefe de cuanto acontece en la ciudad. Y, desde luego,
exponerle minuciosamente el papel que desempeña cada cual y
lo necesario que es dejarse caer con alguna prebenda
enmascarada en planes de empleo.
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