Según parece, algunos datos sobre
la oscura y peligrosa secta islámica del Tabligh que fueron
adelantados en esta columna a lo largo del año pasado están
sirviendo, a unos y otros colegas de diferentes medios
escritos de Ceuta, ciudad querida, para rellenar páginas, de
esas que venden, por lo que los maromos al cargo del timón
editorial estarán más alegres que unas castañuelas. La
“fitna” (división) en la comunidad musulmana de España está
abierta, perfilándose Ceuta y Melilla como el frente en el
que ahora se está desarrollando una soterrada batalla cuyas
claves (elementos tácticos: unidades y logística más
movimientos estratégicos) no están, créanme, al alcance de
plumas noveles en estas lides. No es fácil discernir -y la
experiencia es un grado- con tanto camuflaje.
Marruecos, sin duda, está moviendo fichas y cosechando
éxitos apreciables en Bélgica y Francia (formación de imames
bajo su dirección), mientras que en España las espadas aun
están en alto: si bien la mayoría de los musulmanes son de
origen marroquí (de forma abrumadora en Ceuta y Melilla),
existen otros dos sectores diferenciados: por un lado el ala
“conversa” (adicta al “flus” y a los negocietes y experta en
arramblar y trincar con cuantiosas subvenciones, ora de
Arabia Saudí, ora de Libia, curiosos países esos, después de
haberlo intentado en Marruecos); por otro el islamismo
extremista, repartido entre los Hermanos Musulmanes
emboscados en la UCIDE protegidos por el “jai” Tatary, la
alegal “Justicia y Espiritualidad” de origen marroquí
copando el Levante con asociaciones propias… y la espesa
secta del Tabligh.
Ideológicamente el Tabligh es un cáncer, que infecta el
cuerpo del Islam moderado hasta intentar fagocitarlo y
facilita, dada su peculiar teología, el “salto” hacia el
terrorismo yihadista. Ahí están los datos y bien haría el
juez Garzón (traído por la UNED a Ceuta) en invitar al
“prelado” del Tabligh local, conde de Mollina y duque de
Kandahar además de responsable local de la delegación
regional de la secta para el noroeste de Marruecos (incluida
Ceuta, elocuente ejemplo de “españolismo”), en invitarle a
acudir a los bancos de la Audiencia Nacional; esos Tabligh
expertos en jugar a varias bandas y cuya información ha
contribuido a que Marruecos condecorara al delegado regional
con base en Alcazaquivir; estos Tabligh que, todavía el
pasado viernes 9 (¿no es verdad, Rachid?), mercadeaban
información de Ceuta (¿quizás de las FAS? ) a las 22.30 de
la noche con el responsable de la DGED (Lahsen) en El
Tarajal, fulminantemente cesado hace unos días con apenas
seis semanas en el cargo. ¡Ah chof, jai!, ¿qué opinas Laarbi
Maateis?; ¿y qué le vas a responder a tu jefe de
Alcazaquivir, Bachir El Younsi?. Sí Laarbi, cuando durante
el último congreso Tabligh (¡y no de ulemas¡) en Ceuta, a
finales del mes pasado, te dio un tiempo prudencial para
escoger: o la presidencia de la UCIDCE… o la delegación del
Tabligh. ¡Ah chof, jai!: ¿cómo crees que puede también
reaccionar la sección de Justicia y Espiritualidad
desplegada en Ceuta, uno de cuyos miembros (tu colega Nachta)
representa a la “Yama´a” del jeque Yasin en la dirección de
UCIDCE…? ¡Ah chof, jai: prudencia, no vayan a denunciaros
ante Garzón todos aquellos a los que estáis amenazando en
Ceuta.
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