Como pasaron los años y hemos
sobrevivido, dicen que los tiempos de antes eran duros, pero
creo que mas duro son los de ahora. Dicen los indices de
productividad laboral, que es debido al stress, que es el
segundo problema de salud del 22 % de los españoles, un mal
equipo una mala gestión hace sufrir hipertensión y dar con
el traste de la productividad laboral. De las grandes
vivencias de esta tierra caballa, cuando nos encontramos los
cuarentones y nos miramos de arriba abajo, si lucimos canas
y tenemos panza, nos acordamos de aquellos recuerdos de la
infancia y asi nos curamos un poco las penas. Aquellos
coches de los setenta, el SEAT 600 del tito Pepito, desde
Estepona para ir al Tivoli World nos montamos dos familias,
si ocho personas, estrujaditos, claro no llegabamos a los
diez años cada uno, ni airbag ni gps, no sufrimos ni
síndrome turista ni jet lag. Esos revolcaeros, frase tipica
caballa, jugando tan bestia todo el dia en la calle, como
nos haciamos la cura, agua del grio y “colorao” lo que es la
mercromina. Las bicicletas que nos echaron por Reyes,
compradas en la Agencia Morris y Logares, sin tantos piñones
ni platos, nos tirabamos cuesta abajo por el Recinto.
Columpios de hierro, el que hacia de “madre” guiaba el
camino llenitos de barro y churretes. Asomados a la Rocha
del Recinto, el niño de Ticó alzaba un pequeño grito desde
casa Abuela Anica, decia Pacalo el Té, anacronismo de Juan
Carlos el primo que regresaba a merendar a casa la abuela.
Chellarám el Tarzán colgado de ramajes y troncos de arboles,
aventurillas inventadas.
Esos martes en el matadero publico de Calle Velarde, esquina
Calle Santander, reguinchados a la reja por las ventanas,
viendo matar a los cochinos. Subiendo a los muros de
aquellos derribos, saltos y alambradas y ninguno tenia
desviación de columna. Las sesiones de tarde, los sábados,
rezando por Dios que los dias de trueno y lluvia no se fuera
“el poste”, que echaban Marco, Heidi o Mazinger-Z.
Esos paseos por la calle Velarde, Consuelo, Espino y Patio
Morales, con estampida final por la bajada del Recinto,
vestido de pistoleros, replicas de Johnn Wayne, Gary Cooper
o Clint Eastwood, nos daba imaginación para hacer una fogata
una candela a escondidas. Se simulaba un campamento, no
habia moviles y con darnos una voz nos encontrabamos al
momento. Esas peleas de barrio y luego cada uno a su fortín.
Para ir al colegio, el uniforme y los zapatos gorila, el
azul del uniforme, las maletas marrones con esas hebillas
doradas, cuantas veces salia sangre de los dedos cuando
forzabamos las cerraduras.
A la hora de la merienda, teniamos que volver tambien por la
tarde al colegio, al salir a las cinco y media de la tarde,
la abuela nos daba Afin, Eko, pan con chocolate y de vueltas
a clases particulares, hoy dicen que los niños tienen
depresión y strees, y antes una somanta palos del maestro te
quitaba todas las pamplinas. Tambien teniamos esas
excursiones al Parque de San Amaro, en la talega unos buches
de refresco y esos megatones y phoskitos, juguetes de antaño
como los fuertes, los garages para jugar con los coches
Machbodt, un magnetofón con musica de Formula V y un picú
con los discos de Tina Charles y Money M. Con permiso
Señorita ibamos de uno en uno a beber agua del grifo agua
del cuartito, los tiempos de ligarse a las niñas, porque
entonces donde ibas a salir por ahí? Tiempos de la infancia
de la esperanza de la adolescencia, ilusión de la bendita
libertad, jugando en la calle, con los fracasos, los exitos
responsables y fuimos felices. Hoy vas dolorido y extraño
por la calle, calibras los sucesos, los jaleos
barriobajeros, los sustos y sobresaltos y los achaques
fisicos, y no hablas ni siquiera del Madrid Campeón y el
partido del Barcelona, que verdad que es que cuando estas
mal y te duele todo, te importa todo un carajo, cualquier
tiempo pasado parece que duele menos, cuando tambien fue
peor y mejor, solo que treinta y pico años despues, viendo
la tele, un anuncio me pone a mi alcance una colección de
Madelmanes, no serian tan malos entonces.
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